Tiene que ser muy cínico un politiquero como Alejandro Gaviria –se las tira de apolítico tecnócrata– para reunirse con los jefes del neoliberalismo y la corrupción en Colombia, los dueños de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, y el Partido Liberal, César Gaviria Trujillo, recibir el apoyo de sus principales fichas y luego salir a afirmar en los medios de comunicación que no ha incumplido los acuerdos de la Coalición Centro Esperanza, porque esos respaldos no son de la maquinaria de Vargas Lleras y Gaviria Trujillo, sino de tipo individual. Lo peor es que este cínico de Alejando Gaviria cuenta con corifeos en los medios de comunicación, que orquestan una estrategia para, a través de Gaviria, quedarse con la nominación presidencial y poner la Coalición al servicio de los mismos, con la misma corrupción.
Pero esta panda no contaba con que en la Coalición hay personalidades serias, dispuestas a hacer respetar los acuerdos de funcionamiento, el decálogo, y sus principios. En la política tiene que primar un programa y unos principios. Por eso el candidato presidencial mejor preparado para ganar esta consulta, Jorge Enrique Robledo Castillo, salió a denunciar el rompimiento de los acuerdos firmados por parte de Alejandro Gaviria. Uno de los puntos del Decálogo indica que “somos oposición a este Gobierno que privilegia a los poderosos”, lo cual incluye a los dirigentes que eligieron y siguen siendo el sustento del presidente Duque, hoy recogidos por Gaviria con la “jugarreta” de que son apoyos individuales, como si la gente fuera boba y no entendiera de que se trata de montar una maquinaria corrupta de compra de votos.
El 24 del pasado mes de febrero, Jorge Robledo suscribió una declaración, respaldado por el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Dignidad, en cabeza de su presidente, Juan Manuel Ospina, en la cual desmiente las versiones de Alejandro Gaviria: “Si no acepto a César Gaviria, los otros candidatos lo harían” (El Espectador, 21 de febrero de 2022), embuste que pone en boca de Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Carlos Amaya y Jorge Enrique Robledo, una posición que no hemos asumido ni asumiremos, falsifica nuestras convicciones y desconoce el acuerdo fundacional que le dio base a esta Coalición, porque nosotros siempre establecimos que no nos uniríamos con las fuerzas que eligieron a Iván Duque y han respaldado a su gobierno”.
Robledo dejó en claro su posición: “Gaviria también violó el acuerdo de la Coalición al aceptar el respaldo de conocidos dirigentes del Partido Liberal y Cambio Radical que los otros precandidatos nunca habríamos aceptado y que motivó nuestro público y enfático rechazo... Pero con todo cinismo, siguió aceptando respaldos como esos y mandó un muy equivocado y dañino mensaje público que desvirtúa este proyecto y confunde a la ciudadanía –al reunirse con César Gaviria Trujillo y Germán Vargas Lleras–. Y en un inaceptable “todo vale en política con tal de ganar”, insiste en declarar que él no se imagina competir en la consulta ni gobernar a Colombia sin el respaldo de jefes políticos como esos... Es un hecho notorio entonces que Alejandro Gaviria violó los acuerdos y destruyó la confianza en los que se fundamentó la Coalición Centro Esperanza, con lo que también le dio fin a los compromisos adquiridos”. Como dice el jingle de campaña: “No habla paja, ¡esto es en serio!... Robledo es un hombre serio”.