El riesgo de tener ministros lambones y mediocres: cambiar para empeorar
Opinión

El riesgo de tener ministros lambones y mediocres: cambiar para empeorar

Un grosero impreparado es nuevo ministro de Educación, muy acorde con la tendencia de Petro de cambiar funcionarios para empeorar, como en Planeación y Minhacienda

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julio 15, 2024
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“Los de Blu Radio son unos hijos de puta. Fin del comunicado”; “Salud Hernández, vieja hijueputa”; “Uf mucho malparido”.

Me disculpan los lectores por publicar estos improperios, pero es inevitable si se quiere visualizar el talante del nuevo ministro de Educación, Daniel Rojas, quien puso esas frases  en la red social X, meses atrás.

Designar a alguien tan mal educado en la cartera de Educación es un total contrasentido. Pero además de grosero, Rojas no tiene el menor conocimiento en el sector. (Si tanta confianza y cariño le tiene a Rojas, Petro lo debió designar en un cargo en el que no haga el oso. Jefe de las barras bravas del petrismo, por ejemplo)

Lo único que Petro les exige a sus colaboradores es que le sean incondicionales y, en lo posible, que sean devotos a él. Y esos requisitos sí los cumple Rojas.

Estar rodeado de un coro de aduladores y lambones es lo peor que le puede suceder a un líder. De hecho, lo primero que aconsejan los gurús del tema del liderazgo es a desconfiar de los colaboradores incondicionales. Y procurar rodearse de gente crítica, que tenga los pantalones de hacerle ver los errores que comete.

Lo cierto es que por andar buscando fanáticos de su causa para ocupar los más altos cargos del Estado, el presidente se está rodeando de mediocres y de personas que desconocen totalmente el sector que van a dirigir.

Un hecho recurrente en este gobierno es que quien es relevado de cualquier cargo, generalmente porque le detectan una grieta en su fe petrista, es reemplazado por alguien menos calificado para desempeñar ese cargo. Veamos algunos ejemplos.

El primero, por supuesto, es del patán que designaron como ministro de Educación. Cualquier colombiano que no tenga que recurrir a las peores vulgaridades para defender sus ideas, está más calificado que Rojas para dirigir esa cartera.

A su antecesora, Aurora Vergara, la echaron porque respetó los procedimientos establecidos para elegir al rector de la Universidad Nacional, lo que implicaba no elegir al candidato del gobierno. Para los petristas purasangre ese proceder constituye una traición imperdonable.

Por eso la sacaron, con vaciada y todo, y no por no estar calificada para ser ministra de Educación. Todo lo contrario. Esta paisana es socióloga de la Universidad del Valle, realizó una maestría y un doctorado en sociología de la Universidad de Massachussets  e  hizo una investigación postdoctoral en la Universidad de Harvard. Asimismo ha sido profesora de la Universidad Icesi y directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos de dicha institución. 

Mejor dicho, Colombia pasó de tener en el Ministerio de Educación a una investigadora de Harvard a un instigador bárbaro. Vaya retroceso.


Colombia pasó de tener en el Ministerio de Educación a una investigadora de Harvard a un instigador bárbaro. Vaya retroceso


Segundo ejemplo: el relevo en Planeación Nacional. Hasta marzo pasado dirigía esa estratégica entidad el filósofo y economista Jorge Iván González, quien se ha desempeñado como docente universitario, ha escrito varios estudios e investigaciones económicas y  ha sido consultor de organismos nacionales e internacionales.

Además, fue decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y profesor de la Universidad Externado.

Está claro que González tenía la experiencia y el conocimiento para manejar Planeación. ¿Entonces por qué salió del DNP? Cometió el pecado de llevarle la contraria a Petro y de advertirle que el gasto público estaba disparado y que si seguían así se podía romper la regla fiscal y el gobierno podía quedarse ilíquido. Lo que en efecto sucedió.

Petro, en lugar de atender las sensatas advertencias de su subalterno, resolvió reemplazarlo. Como el paciente al que le diagnostican cáncer y en lugar de someterse al tratamiento que le recetan, opta por cambiar de médico.

Lo peor es que, a pesar del preocupante diagnóstico que hizo González, el presidente puso a la DNP en manos de Alexander López un ‘médico’ menos calificado, al menos para tratar esa enfermedad. Un ‘médico’ que de entrada dijo que no sabía mucho de cáncer, pero que reemplazaría su ignorancia con “entusiasmo y buena voluntad”.

López es abogado y tiene especializaciones en políticas públicas y administración de empresas sociales del Estado. Durante muchos años dirigió el poderoso sindicato de Emcali, que le sirvió de plataforma para llegar a la Cámara de Representantes y luego al Senado. 

Pero no ha sido ni investigador en temas económicos ni docente de economía ni tiene experiencia en ese campo. Es claro que está mucho menos calificado para manejar el DNP que su antecesor.

Pero, quizás, el caso más ilustrativo de esta tendencia de Petro de cambiar para empeorar es el del Ministerio de Hacienda. Petro arrancó su mandato nombrando a uno de los economistas más respetados del país: José Antonio Ocampo

Al momento de su designación, este caleño había sido Ministro de Agricultura, Ministro de Hacienda y Director de Planeación Nacional. En el campo internacional fue Director Ejecutivo de la Cepal y Secretario General Adjunto del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. También fue codirector del Banco de la República y ha sido profesor de varias universidades, entre ellas la de Columbia.

Ocampo fue reemplazado, como los dos anteriores, porque no obedecía sin chistar al presidente. En su lugar fue designado Ricardo Bonilla, cuya carrera no le llega a los tobillos a la de Ocampo, pero que es petrista purasangre.

En efecto, fue secretario de Hacienda de la Alcaldía de Bogotá durante la administración Petro y ayudó a estructurar el programa económico del actual gobierno. Su principal cualidad es que no contradice a su jefe.

Mejor dicho, fue como reemplazar a Messi con el chigüiro Benítez. Por fortuna Bonilla ha resultado un tipo mesurado y prudente, con lo cual ha evitado que los agentes económicos entren en pánico. No hacer daño es su mayor logro.

Conclusión: urge que alguien le explique al presidente que los cambios suelen hacerse para mejorar y que uno sustituye a un subalternos solo cuando encuentra a alguien más calificado para desempeñar el cargo respectivo. Como diría nuestro impresentable Ministro de Educación, fin del comunicado.

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