Estamos en recomposición económica; uno de los instrumento es, a no dudarlo, el instrumento fiscal. Y, aunque el presidente en momento de su primera candidatura, en piedra esculpió el compromiso de no aumentar impuestos, lo cierto es que, el mineral se pulverizó y como promesa de campaña es promesa simplemente, la reforma que aumente los impuestos se presentará.
La necesidad que impulsa a tratar de justificar el no acatamiento a la avanzada publicitaria de campaña, es aún más compleja, si se requiere de la infraestructura de comunicaciones, de transporte y, desde luego, el posconflicto que, se dice, ya llega. Amanecerá…
En realidad no se debe estar en postura de experto para comprender que una es la política de guerra y, otra la de la paz; las metas, como las prioridades son diferentes o antagónicas. No obstante, un instrumento en común es el fiscal, pues en ambas políticas los impuestos son del todo primordiales; pero su aplicación marca la diferencia: en la política de guerra, serán los equipamientos bélicos; en la de paz, el de cohesión social.
En suma, mientras que la guerra es un negocio para algunos; la paz es una política de Estado Social de Derecho; una gran diferencia de cubrimiento: para algunos —la guerra— y, para todos —la paz—. Argumento que no posee total aceptación, pues la guerra se nutre del miedo a la inseguridad, por lo que muchos, aparentemente se ponen del lado de la guerra; un número más en la estadística para el crecimiento de la empresa de exterminio.
Al otro lado de la discusión, se encuentra, el sujeto pasivo del impuesto, es decir, el contribuyente. Una sociedad, se dice, es más democrática cuando la denominada clase media la integra un número significativo de sus miembros; en tanto que la alta y la baja la conforma una minoría apreciable. En Colombia, nos han graduado, como la sociedad más democrática, pues según estudios expertos la clase media en Colombia está en especial crecimiento; en criterio del Banco Mundial, la categorización se realiza, conforme a cuatro grupos de ingresos[1], en contexto: (i) Pobres: individuos con un ingreso per cápita diario inferior a US$4 de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA); (ii) Vulnerables o clase media emergente: individuos con un ingreso per cápita diario de US$4-US$10 PPA; (iii) Clase media: individuos con un ingreso per cápita diario superior a US$10 y menor a US$50 PPA; y, (iv)Clase alta: individuos con un ingreso per cápita superior a US$50 PPA.
Lo que indica que ‘(…) en América Latina la clase media ha aumentado significativamente. (…) disminuyó de 43,2% en 1995 a 26,6% en 2011’. Rasero que, no es el mismo, ni mucho menos uniforme, con respecto a otros países, pues sin que exista una definición evidente, de acuerdo con la oficina de censos de Estado Unidos, sobre lo que constituye ‘clase media’, se elaboran algunos indicativos, por lo que según[2]‘(…)un artículo publicado por Jacob Goldstein para NPR's Planet Money, (…) en 2009, (…) el ingreso para constituir clase media está en algún lugar entre los US$40.000 y los US$60.000, si lo que se entiende por clase media es aquellas personas que tienen el promedio de sueldo de un país’. Para hacerlo más cercano, en nuestro medio[3]‘(…) mientras el porcentaje de la población que pertenece a la clase media del país percibe alrededor de 9.944,6 dólares al año (es decir alrededor de 1’596.490 pesos al mes), en Chile la cifra asciende a 22.478,6 dólares, en Uruguay a 20.040,4 y en México a 18.431,8, por citar algunos ejemplos’.
Repetimos, nos han graduado de sociedad democrática por cuenta de la citada categorización por ingresos que está lejos de ser real; y, bajo tal predicamento, corresponde a esa clase media resistir el aumento en la contribución, sin saber hasta cuándo. Pero nos preguntamos: ¿las exenciones a la banca, a la industria, por la creación de empleo, por ejemplo, se han constatado? ¿La disminución en el mismo renglón frente a los oligopolios ha sido analizada?, ¿para evitar el aumento del costo de producción? En fin, bajo tal óptica, ¿seremos capaces en el posconflicto? En suma: la historia de ‘el rico epulón y el pobre Lázaro’, no es cosa del pasado, sino de reflexión por la equidad y, sobre la realidad.
---
[1]Ferreira, Messina, Rigolini, López-Calva, Lugo, Vakis. 2013. La Movilidad Económica y el Crecimiento de la Clase Media en América Latina. Estudios Económicos para América Latina del Banco Mundial. Banco Mundial. No. 73823.file:///C:/Users/Iba%C3%B1ez/Downloads/Clase_Media_en_Colombia_20130823_101025.pdf
[2]http://www.ehowenespanol.com/ingreso-clase-media-info_137827/
[3]http://www.portafolio.co/economia/ingresos-la-clase-media-colombia