Fundada en 1907, la Compañía Colombiana de Tejidos – Coltejer- fue una de las empresas emblemática paisas cuyo éxito convirtió a sus dueños, Alejandro Echavarría Isaza, su hijo Gabriel y cinco sobrinos en una de las mas prestantes familias de Medellín. Llegó a tener 33 plantas con un variado portafolio, incluido el edificio Coltejer inaugurado a principios de los 70s.
La crisis mundial de los textiles de 1974, sumado al contrabando, la rebaja de las exportaciones y la liberación de la importaciones los golpeó duramente. Cumpliendo un sueño juvenil, el santandereano Carlos Ardila Lülle casado con la antioqueña Eugenia Gaviria, se propuso adquirirla, y lo logró en 1978. La empresa contaba con 16.000 trabajadores.
La fabrica Rosellón incorporada en 1942, fue durante décadas el eje de la vida económica del municipio de Envigado
Le puso todo su empeño empresarial pero debió enfrentarse a las adversidades de las importaciones asiáticas de tela y confecciones sin alcanzar a realizar la necesaria reconversión tecnológica para competir con la apertura del gobierno Gaviria en los años 90. Coltejer comenzó ceder terreno, se cerraron fábricas y en 2001 entró a proceso de restructuración de deuda con una reducción de planta de personal a 1500 y pérdidas mensuales de $ 12.000 millones.
La situación se volvió insostenible y a pesar del afecto que Ardila Lülle le tenía a la compañía en 2007 tomó la difícil decisión de buscarle comprador. El encargado del negocio fue el banquero de inversión José Roberto Arango, quien encontró un interesado: el mexicano Rafael Moisés Kalach Mizrahi, uno de los empresarios más importantes del sector, conocido como el rey de la industria textil mexicana. A sus 75 años, es además consejero de grandes latinoamericanos como Carlos Slim a quien acompaña en las juntas directivas de América Móvil y Grupo Carso.
Rafael M. Kalach le pagó a Ardila, USD 118 millones en el 2008, a través del Grupo Kaltex, asumiendo los pasivos laborales con un cruce con los activos forestales que habían logrado una importante valorización. Arango celebró el acuerdo con una frase que lo decía todo: “Coltejer regalada era cara”.
Rafael Kalach Mizrahi contador público de la UNAM, controla el grupo familiar Kaltex con bajo perfil
Los orígenes del Grupo Kaltex se remontan a su padre en los años veinte, cuando Moisés Kalach Alfie junto con sus cinco hermanos inmigró de Siria a ciudad de México luego de la caída del imperio otomano, y como varios judíos en Latinoamérica, iniciaron sus fortunas vendiendo telas. Desde 1980, Rafael, segunda generación, dirige como presidente y CEO el negocio familiar que en 1997 pasó a llamarse Grupo Kaltex, en acuerdo con sus primos, la familia ocupa la mayoría de los puestos de la junta directiva.
El Grupo posee gran injerencia en la relación México-Estados Unidos, su conglomerado de empresas, que envía buena parte de su producción a EE.UU. y es el mayor importador de algodón estadounidense en América Latina. Produce y exporta textiles y ropa a las principales marcas de moda, como Tommy Hilfinger, y a tiendas departamentales en Estados Unidos. Las principales empresas del grupo son Kaltex International (manufactura y distribuye textiles fuera de México) y Kaltex Comercial (una gran cadena de tiendas de ropa).
La holding cuenta con cuatro grandes líneas de negocio, Kaltex Textiles, Kaltex Internacional, Kaltex Comercial y Kaltex Energía. Coltejer depende de la línea de Kaltex Internacional, que controla un 82,3 % accionario a través de tres sociedades, Kaltex Latinoamérica, Grupo MCM y Kaltex America Investment , empresas donde participan los hijos Michael, Carlos y Moises Kalach Balas. Coltejer que cotiza en la bolsa de Colombia, tiene como en su junta de cinco miembros, solo dos del Grupo, Rafael M. Kalach y Jaime Morales (Financiero – CFO del Grupo Kaltex).
La empresa que había logrado un 2019 unas ventas netas de $ 141.906 millones, se vio muy afectada por la pandemia del Covid19, el año pasado logró solo unas ventas netas de $ 74.815 millones. Por esta razón, el ejercicio de 2020 presentó una pérdida de $ 94.631 millones (operativa de $ 67.747 millones), frente a una pérdida de $ 24.920 en 2019 (operativa de $ 13.252 millones). Desde finales de julio pasado, la empresa se encuentra sin director general, puesto que Andrés Berdugo, quien duró poco más de un año, renunció y no ha sido reemplazado. En diciembre Rafael Kalach, tomaron la decisión de cerrar la operación de la histórica planta de Itagüí y vendió lo terrenos en donde se desarrollará un complejo residencial y comercial.
La situación no ha mejorado este primer semestre de 2021, las ventas llegaron a $ 40.097 pero las pérdidas ascendieron a $ 13.956 millones ($ 8.848 millones de pérdidas operacionales). Con una operación afectada por el contrabando, la pandemia y los recientes paros decidieron un primer cierre temporal de la producción de la línea de “no tejidos” (formados por fibras que se unen por procedimientos mecánicos, térmicos o químicos) y decretó vacaciones colectivas a sesenta de los empleados. Sin embargo la medida no resultó tan efectiva como se esperaba y las directivas de Coltejer acaban de anunciar oficialmente la suspensión de sus actividades productivas para lo que queda del 2021. Ni el rey de los textileros mexicanos, ha logrado sacar a flote la emblemática empresa que Carlos Ardila Lülle nunca hubiera querido vender.
