La persona más rica de Francia, y hoy el segundo en la lista de Forbes de los más ricos del mundo, es Bernard Arnault, presidente de LVMH acrónimo de Louis Vuitton Moët Hennessy, el mayor fabricante mundial de artículos de lujo. Arnault controla aproximadamente la mitad de LVMH, empresa que tuvo ingresos de € 53,7 mil millones en 2019.
Su fortuna, valorada en USD 145,400 millones, la ha logrado en contravía a la mayoría de los miembros de la lista, vendiendole cosas a unos pocos. Este diciembre pasó a estar solo por detrás de Jeff Bezos de Amazon, superando entre los primeros cinco a Elon Musk de Tesla, Bill Gates de Microsoft y Mark Zuckerberg de Facebook. Además del 47 % de LVHM posee el 8 % del Carrefour, los grandes almacenes Le Bon Marche y La Samaritaine, una colección de arte contemporaneo, que expone parcialmente en la Fundación Louis Vuitton de Paris, además de un 5 % de los activos de su holding personal, el grupo Arnault, que esta invertido en internet y empresas de telecomunicaciones.
El grupo LVMH incluye 75 marcas de productos entre los que se incluyen artículos de cuero Louis Vuitton, relojes TAG Heuer, champán Dom Perignon y productos de belleza Sephora. El grupo incrementó las ventas en más de un 11 % en el tercer trimestre de este año, lo que provocó un salto en el valor de las acciones de LVMH, y el aumento de su fortuna personal. Tan solo en el último año, ha ganado más de USD 28 mil millones.
Cada marca marca se maneja con principios similares pero separadamente, respetando su individualidad y su historia, la tradición es un valor muy apreciado por Arnault. Parte del éxito de este año, han sido las agresivas campañas de comunicación que han logrado que sus exclusivos clientes hayan pérdido el temor a las compras online, lo que provocó un valioso incremento en las ventas. Otro factor muy importante, es que sus marcas lograron asentarte en el mercado asíatico, específicamente en el boom de consumo de artículos de lujo que se viene dando en China.
En 2019 realizó dos grandes compras, el grupo hotelero de lujo, Belmond, que posee o administra 46 hoteles, trenes de lujo como el Orient Express y cruceros por el río, por USD$ 3.200 millones. Y a finales del año, en noviembre, llegó a un acuerdo para comprar la joyería estadounidense Tiffany & Co por $ 16.200 millones de dólares, la que se cree es mayor adquisición de marca de lujo de la historia. Sin embargo, eran tiempos sin pandemia, este año Arnault ha hecho todo lo posible para renegociar el precio, luego de meses de disputas legales finalmente parece que llegó a un acuerdo, la acción bajo del precio inicial de USD 135 a USD 131,5, lo que le representa un ahorro de alrededor de USD 425 millones.
Su padre hizo una pequeña fortuna en la construcción de obra pública y el futuro de Bernard, nacido en 1949 en Roubaix, Francia, parecía unido a la empresa familiar luego de sus estudios de ingeniería, carrera de donde se graduó muy joven. Convenció al padre de cambiar de negocio, vender la división de construcción civil y dedicarse a la construcción de complejos turisticos. Lo sucedió como presidente y diversificó los negocios, seis años despues adquirió con un socio su primera empresa de artículos de lujo, la Finaciere Agache.
En 1984 tomó el control de Boussac Saint-Frères, una empresa textil en crisis de la que vendió casi todos sus activos excepto la marca Christian Dior y los grandes almacenes Le Bon Marché. La gran oportunidad le llegó tres años despues, con la fusión de Louis Vuitton y Moët Hennessy. Esta última compañía, surgida de la fusión del champán Moët & Chandon y el coñac Hennessy es un emblema de la vida francesa. Las tres marcas tenían en ese momento varios siglos de antigüedad, lo que para Bernard, era un capital invaluable que supo explotar.
Su imperio se ha hecho gracias a su ambición, a su capacidad de negociación y audacia, que le ha permitido hacerse a conocidas marcas como Loewe, Berluti, Kenzo, Huerlain, Fendi, Donna Karan, Sephora y Marc Jacobs, sumando poder y dinero. Sin embargo, ha tenido algunos problemas fiscales. En 2013 intentó un exilio fiscal en Bélgica y pidió la nacionalidad al vecino país para evadir impuestos, aunque luego hecho marcha atrás, el episodio daño su imagen. Un años despues, la compra de Hermés le costo una multa de ocho millones por parte de la administración francesa.
Sus cinco hijos trabajan en rincones del imperio LVMH: Antoine y Delphine, del primer matrimonio con Anne Dewavrin, más Alexandre, Frederic y Jean de su segundo matrimonio con la pianista canadiense Helene Mercier, Arnault estudio piano desde niño y ambicionó durante años ser un concertista. En 2018, nombró a Antoine, de 42 años casado con la modelo y filántropa rusa Natalia Vodianova, como responsable de imagen y comunicación de prensa. Su hija Delphine de 45 años, es la vicepresidenta de Louis Vuitton y responsable de premio LVMH para modistos ascendentes, que creó en 2014. Alexandre de 28 años, codirige la firma de maletas Rimowa, que LVMH compró en 2016, Fréderic de 25 años, tiene a su cargo la firma de relojes Tag Heuer y Jean todavía muy joven por lo pronto ha hecho prácticas en algunas de las tiendas.
Hélène Mercier y Bernard Arnault evitan lugares públicos comunes al jet set, rehuyen las fotos y protegen fuertemente su intimidad a la que solo un grupo reducido de personas, amigos de toda la vida tiene acceso. Los medios franceses han terminado por respetar la privacidad y solo la prensa económica habla de Arnault. La pareja sin embargo, fue noticia por sus grandes contribuciones caritativas en 2019. La familia prometió € 222 millones para ayudar a restaurar la catedral de Notre Dame en París luego del devastador incendio que se desató el 15 de abril de 2019. En agosto de 2019, prometieron otros € 11 millones para ayudar a combatir los incendios forestales en el Amazonas.
