El 12 de agosto del 2003, el asesor jurídico de la Gobernación de Norte de Santander, Pedro Durán Franco, fue asesinado en el barrio Ceiba II de Cúcuta por un sicario de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El gran instigador del crimen fue el entonces alcalde de Cúcuta, Ramiro Suarez Corzo, quien en su mandato vivió momentos de popularidad inusitadas nunca antes vistas en un mandatario local de la región. Por este crimen, en el año 2012, recibió la condena de 27 años de prisión.
Con el tiempo, llegaron las denuncias de las comodidades que tenía en su celda en La Picota: servicio de internet que usaba para comunicarse con sus bases en Cúcuta vía Skype. Así ayudó a que César Rojas, un hombre de su entera confianza, fuera elegido alcalde de la ciudad en el 2014. Antes de entrar a pandemia, Ramiro Suarez, fue trasladado de su celda a una casa en el norte de Bogotá donde paga su condena.
Sin embargo, en las últimas horas se confirmó que su abogado tiene todos los papeles listos para solicitar su traslado a su casa en Cúcuta en donde terminará de pagar su pena. En la capital de Santander no sólo tiene poder político –se rumora su cercanía con Silvano Serrano, actual gobernador de Norte de Santander- sino por cientos de miles de personas que están convencidas que el paso de Suarez por la alcaldía significó un cambio en sus vidas y en el de la ciudad.
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