Por estos días recibí la llamada de un viejo amigo, jurista destacado y demócrata por principios. Me comentó la historia del águila, la cual encontré narrada con exactitud en un artículo de Juán José Hoyos en El Tiempo, que al llegar a los 40 años su pico se dobla, sus plumas se tornan pesadas y sus garras se debilitan, por lo que ya no puede cazar con la misma ferocidad y precisión que la caracteriza.
Ante ello, se encierra en la cueva más recóndita de la montaña, destroza su pico ante las rocas, al nacerle uno nuevo rasga una a una sus garras, al salirles nuevamente se despluma con estas por completo y al cabo de unos meses, completamente rejuvenecida sale a vivir una segunda vida por otros 40 años.
La historia del águila se asemeja a la de nuestro país, en el que pareciéramos estar destinados a una condena segura tras la llegada de un terrorismo de estado recargado y con sed de venganza, cuyas secuelas padecimos en carne propia millones de colombianos tras los largos 8 años de Uribe Vélez.
Estoy seguro de que si nos damos la oportunidad de quitarnos de encima las pesadas y viejas cargas que no nos permiten consolidar un proyecto unitario, democrático, amplio, generoso y políticamente sintonizado con las demandas de las mayorías de los colombianos, podremos recoger ese descontento generalizado en los más de 8.000.000 de votos que obtuvo la candidatura de la Colombia Humana, liderada por Gustavo Petro y Ángela María Robledo.
En Barranquilla creíamos estar destinados a soportar por 20 años o más la hegemonía del clan Char, producto de su gestión en materia de infraestructura que a la mayoría de los barranquilleros les parecen positivos, pero que en materia social está completamente rezagada. Están golpeados, pero no derrotados.
Para empezar, por qué no darnos a la tarea de convocar a la mayoría de sectores, organizaciones y personas que confluyeron alrededor de la Colombia Humana y organizamos listas unificadas a los concejos municipales y distrital y a la Asamblea Departamental, en las que la mayoría se sienta y esté representado e identificado. En un ejercicio sano, transparente, democrático e incluyente compongamos las listas a las corporaciones públicas y enviamos un mensaje contundente y de unidad a los más de 400.000 votantes del departamento y a los más de 240.000 votantes de Barranquilla que optaron por la Colombia Humana, y verán que sí estamos hablando en serio y queremos constituirnos en una opción real de poder.
En segundo lugar, para la definición de los cargos uninominales como las alcaldías municipales y distrital y a la gobernación en los que haya más de un candidato, que la decisión pase por el tamiz de una Consulta Abierta en la que los ciudadanos escojan al candidato de su preferencia y nos evitamos la reedición de prácticas que envían mensajes equívocos como la escogencia de candidatos a dedo o en reuniones a puerta cerrada. Si algo puso a Gustavo Petro y a Duque en la palestra pública por encima de otros candidatos que les llevaban importante ventaja en las encuestas, fue la realización de la consulta abierta del pasado 11 de marzo.
Por último, retomemos la seriedad y la pedagogía de Petro durante su campaña en la que con sabiduría y paciencia de árbol, nos explicó a los colombianos cada uno de los puntos de su programa de gobierno.
Conformemos un equipo representativo de los sectores sociales y políticos en el que estén cuadros de la academia que elaboren el programa de gobierno de la Barranquilla y el Atlántico Humanos.
Y de ñapa, un equipo de compromisarios jurídicos que se dé a la tarea de encontrar una salida jurídica a las listas de las corporaciones públicas como los concejos municipales y distrital y la Asamblea Departamental, en la que las organizaciones y partidos políticos con personería jurídica no se vean afectados y podamos reproducir la experiencia de la lista de la decencia en la que las organizaciones con personería jurídica mantuvieron su identidad e incluso se fortalecieron.
Podemos renacer como el águila, vivir una segunda y mejor vida para gobernar en provecho de las mayorías libres que el pasado 17 de junio votaron por una Colombia Humana.
¡Tenemos un mandato, es nuestra responsabilidad recogerlo y ponerlo en marcha!