La exseñorita Colombia María Mónica Urbina regresaba este lunes festivo a Bogotá desde Valledupar en el vuelo 8577 de Avianca junto a su esposo. Rumbo a su casa trataron de ingresar a varios sitios a comer, sin éxito y terminaron en un reconocido local de hamburguesas de la calle 116 al norte de la ciudad.
Cuando se disponían a pagar en la caja se acercó a ellos un hombre que desenfundó un arma y tras intimidarlos los despojó a ambos de sus costosos relojes Rolex.
Se trata de dos relojes relojes Rolex Oister de oro, que en una tienda de la marca puede llegar a costar hasta 60 millones de pesos cada uno.
El sujeto al salir apresuradamente del local terminó enfrentándose al vigilante, quien hizo varios disparos. Lo anterior desató el pánico entre los clientes que se encontraban a esa hora en el establecimiento.
A los pocos minutos y ante la alerta de varios ciudadanos apareció la policía que atendió un caso más de la llamada banda de los Rolex.
Lo particular del asunto es que se sospecha que la banda, que ya suma decenas de casos sin que las autoridades puedan hacer mucho para detenerla, venía siguiendo a María Mónica y a su esposo desde el momento mismo que abordó el avión en la capital del César.
Es posible, incluso, que los llamados “campaneros” que son quienes marcan a las víctimas y alertan a sus cómplices sobre el tipo de relojes que llevan con ellos, viajaran en el mismo avión como pasajeros.
Investigadores de la policía han explicado que se trata de células de delincuentes que actúan en todo el país al servicio de organizaciones de gran calado, que conocen perfectamente qué tipo de piezas están hurtando, su valor de reventa en el mercado internacional y que al ser piezas costosas se sacan del país en pequeños lotes en un bolsillo o en la propia muñeca de los reducidores.
María Mónica explicó que es muy sospechoso que ella y su esposo trataran de entrar a otros locales y que finalmente “fueran por ellos” cuando se detuvieron en un sitio específico, lo que demuestra que no se trata de un caso fortuito.
El susto para ella fue mayúsculo cuando se escucharon los disparos, incluso, explica, mayor al momento en que la encañonaban para que entregaran sus costosas prendas.
“Imagínate...Uno no sabe que podría pasar, nos tiramos al piso, la gente gritaba...” explica la reina guajira quien aún siente pánico por lo sucedido.