No es secreto para nadie en este mundo que este "género’" nos ha invadido como piojos que llenan la cabeza de un infante. Suena en todos lados, comerciales de radio, televisión, en los parlantes de los almacenes del centro de cualquier ciudad del país y, lo peor, en fiestas o piñatas para niños, ¿qué culpa tienen estos pobres pequeñines para que los torturen con este tipo de "música"?
El gusto por muchos hacia el reguetón se asimila al consumo de un paquete de papas. Mientras lo disfrutas, todo bien, pero después de que terminas de consumir el contenido, arrojas el empaque vacío a la basura y ya está, nunca más te vuelves a acordar de que te comiste ese paquete de papas. Igual es el caso con este mal llamado género, le dan palo al más reciente sencillo hasta el hartazgo en las estaciones radiales, al punto de que te lo aprendes cual himno nacional, y al cabo de unos meses ya nadie lo recuerda. Luego, le dan palo al siguiente y al siguiente y así por los siglos de los siglos.
Estoy totalmente de acuerdo con que las mujeres tengan su espacio en la música o en cualquier ámbito, eso no está para nada mal, es más, lo aplaudo y me parece un magnánimo logro de inclusión, aun estos tiempo de tanto maltrato y discriminación hacia ellas. Sin embargo, lo que sí está mal es que hayan seguido las líneas de letras huecas, sin sentido, ramplonas y carentes de un mensaje contundente, al igual que sus colegas hombres. Ellas quisieron parecer diferentes, pero suenan exactamente igual a ellos.
Muchos de sus seguidores casi que de manera suicida defienden a capa y espada la apuesta musical de estos autodenominados cantantes. Los aclaman e idealizan como si fueran dioses, sin importar la misoginia que transmiten en sus letras y que el conocimiento en técnica vocal y de interpretación en estos personajes brilla por su ausencia. Los catalogan como grandes cantantes, haciendo de estas afirmaciones un gran insulto hacia los cantantes de verdad, verdad.
Estos "cantantes" de reguetón son conscientes de que poseen una voz de tarro y es debido a ello que recurren al todopoderoso y salvador de sus horrorosas voces, el Auto-Tune. Es gracias a la magia de la posproducción que le hacen creer de una manera descarada al público en general que son poseedores de una prodigiosa voz. Esto nos lleva a la conclusión de que este género es una mentira, solo que como cualquier negocio solo piensan en llenar sus arcas y de una manera casi que industrial le dan vida al próximo Frankenstein musical que los seguidores de este seudogénero siempre esperan ansiosamente, para luego etiquetarlo como una gran obra o joya musical.
Y si pensaron que no iba a traer a colación el tema de los videos de este seudogénero, pensaron mal, de ahí no hay nada bueno que sacar. Las grandes disqueras que apadrinan a estos "cantantes" quieren vender a punta de imágenes de fiestas desenfrenadas, yates, carros lujosos, culos, tetas y tipos con pinta de ''traquetillos'' frustrados rodeados de sus secuaces malacarosos. No soy un santo, ni mucho menos espero beatificación de parte del Estado Vaticano, me gusta ver culos y tetas como a cualquier hombre o mujer que lea estas líneas, pero ¿qué le queda a los niños que ven estos videos y escuchan esta música sin el acompañamiento de un adulto responsable que pueda explicarles y aconsejarles que no deben imitar ni seguir lo que ven en estos metrajes?
La música de otras épocas, música bien realizada y hecha para perdurar en el tiempo, sigue vigente y nunca muere, solo que el gusto por la buena música ha ido extinguiéndose. Para la gran fortuna de ella, con el correr de los años esta música de calidad sigue ganando nuevos adeptos y los sobrevivientes del bombardeo constante de música de relleno sanitario —reguetón— se cuentan en miles y/o millones, y son oyentes fieles que no renuncian y jamás renunciarán al placer de deleitar sus oídos con las hermosas letras y melodías de la música de antaño. El panorama para el seudogénero no es para nada alentador, muchos oyentes cansados del mismo sonsonete de siempre han renunciado al reguetón porque abrirán sus oídos y se dieron cuenta de que han perdido parte de su valioso tiempo y de su vida escuchando música basura.