Tres períodos seguidos en el Congreso y a Jesús Piñacué todavía le quedan ganas de regresar a la batalla de las ideas porque, reconoce, “se ve mejor hablando que administrando”. Lo tiene decidido, va a presentarse a las elecciones parlamentarias del 2014.
Para empezar cuenta con el apoyo de su resguardo, Calderas, un pequeño territorio Paez de 700 hectáreas y 900 habitantes, a donde regresó a participar en las asambleas y los trabajos comunitarios: “Es importante regresar y meditar, ver si lo que se hizo estando afuera estuvo bien hecho”.
Su trayectoria política como uno de los líderes indígenas más reconocidos del país es larga. Fue fórmula presidencial con Antonio Navarro y sabe cómo conseguir los votos, no solo los de opinión. “He sacado más votos en Cali, Bogotá y Medellín que entre los indígenas”. Apoyó la candidatura de Temistócles Ortega quien terminó del gobernador del Cauca, apoyó a Gustavo Petro en la creación del movimiento Progresistas, presentó su nombre como precandidato a las elecciones atípicas para la gobernación del Valle y participó en la elección de Juan Diego Castrillón como rector de la universidad del Cauca.
Antes de Progresistas había participado en la creación de muchas organizaciones, como la ASI, el Polo y Compromiso Colombia y participó del efímero Pido la Palabra. Está listo para crear más o volver a recoger firmas. “A la Asi se la robaron”, afirma. “Le cambian el nombre de Indigena por Independiente, lo que le quita la categoría. Al Polo lo destruyó la corrupción, Progresistas es mejor que no hubiera crecido a la sombra del poderío burocrático”.
El Movimiento Progresistas fue fundado en el 2011 liderado por el alcalde Gustavo Petro y como vocero nacional Antonio Navarro.
“Hay serías dificultades en el movimiento indígena”
En el territorio Paez está divido por diferencias ideológicas profundas, reconoce. “hay gente que cree que el Uribismo es una opción seria. Se inventaron una organización que se llama OPIC. Las iglesias cristianas están allí presentes y las propias organizaciones indígenas. Saltan de organización en organización. Son nómadas en la ideología.”
Su papá fue fundador del CRIC que nació en 1971 y Jesús Piñacue es de la segunda generación. “Después de cinco siglos aparece una organización propia, para asumir nuestra visión del mundo. El CRIC se mantiene, porque nace fundada en la verdad. Rescatar nuestras condiciones autonómicas, es una reivindicación que tiene un valor de verdad”.
“La palabra indígena fue muy discutida antes del 91, porque en un país que segrega, que excluye, se ve el indígena como al atraso, como lo arcaico, como a la altura de la servidumbre. Pero la palabra tiene otra connotación que es el legado de la resistencia, de la lucha, de la constancia y la perseverancia por alcanzar el objeto de la transformación. Lo indígena trae, desde la lectura nuestra una carga distinta a la carga del colonizador.”
Es crítico del actual consejero mayor del CRIC. “Cuando estás investido de poder tienes que tener la suficiente dignidad para no dejarse manosear, porque el poderoso es desleal, te pone el brazo en el hombro y ya te arrodilló. Y en esto Santos es un mago.”
En 1994, fue postulado a la Vicepresidencia en fórmula con Antonio Navarro Wolf.
Los amigos políticos en el Valle.
“¿Quién me apoya en el Valle? Esa pregunta se la han hecho en el Cauca y los radicales dicen que los oligarcas me eligen en nombre de los indios. Pero en el Cauca el mayor elector de los indígenas es Piñacué.”
“Jorge Iván Ospina es de los amigos más admirados que hay en el Valle. Aunque tengo una crisis con él. Me retiré de su campaña a la Alcaldía faltando una semana cuando lo vi en la revista Semana alzándose las manos con Martínez (el senador hoy detenido) Y se llegó a decir ‘que indio tan bruto’. Pero no puedo aplaudir victorias en el mismo toldo donde están los malos. Esto matizó nuestra amistad”, dice sin ningún resentimiento y está dispuesto a acompañarlo en la consulta como precandidato presidencial que reconoce como una idea no descabellada.
El periodista Gustavo Álvarez Gardeazábal es uno de sus interlocutores más frecuentes:. “Es mi jefe político, mi maestro en la política. Claro que no le copio muchas de las ideas que tiene, pero le deposito mi confianza.”
Y frente al vicepresidente Angelino Garzón es crítico. “Todos tenemos nuestros pecados, y debilidades pero en Angelino son absolutamente visibles. Y ni siquiera eso es lo que pesa en mí, sino una ambivalencia tangible que pude experimentar en él. Y así debe ser su vida política”, señala, refiriéndose a unas declaraciones contradictorias que dio el vicepresidente cuando era gobernador y tuvo que enfrentar un problema con los indígenas.
La paz no es la entrega de las armas.
Tiene una versión de pasillo sobre las negociaciones de paz en La Habana. “El acuerdo con las Farc está hecho desde hace un año y están es explorando la manera en que va a ser presentado. Esto justifica que gran parte de los comandantes ya estén en Cuba y que se insista muchísimo en que va a haber un grupo de guerrilleros que no va a entrar en la negociación, se va a quedar en rebeldía.”
Sabe que el hecho de que entreguen las armas no va a resolver el problema de la paz. “Las condiciones que generaron el surgimiento de las Farc no han cambiado. El problema es de concepción de democracia, lo he percibido perfectamente en el Congreso.”
“Sí, hay discusión alrededor del tema de las zonas de reserva campesina, en algunas partes por ejemplo en Corinto, probablemente en Miranda y también en Florida, hay algún nivel de tensión con el campesino y obedece a la definición del territorio, sus características”.
Piñacué está orgulloso de ser Paez. “Lo de pueblo nasa es cuestión de menos de 10 años. A mi me encanta que nos llamen paeces, porque es el código con el que me puedo identificar”. Y así será, aunque en menos de un año, es probable que algunas personas se refieran a él como “honorable Senador”.
