A sus 78 años Raimundo Angulo tuvo que volver aprender a caminar. En julio del 2020, mientras el COVID amenazaba con llevarse a todo el mundo, el hombre de las reinas entró a la clínica Medilhep de Cartagena. El cuadro era grave. Durante tres meses estuvo en una UCI. El diagnostico no era alentador. El 43% de las personas que engrosaban los cada vez más abultados números de fallecidos por COVID eran personas mayores de 70. Si entraban a una Unidad de Cuidados Intensivos las personas de la edad de Raimundo tenían una posibilidad entre diez de salir vivos. Durante tres meses peleó con uñas y dientes por su vida. A pesar de que estaba en coma inducido, Raimundo alcanzaba a sentir la presencia de sus hijos que jamás lo soltaron. Estuvo tan cerca de la muerte que toda su vida le pasó por sus ojos.
Volvió a sus trece años, una edad excitante para cualquiera pero más para él. Su mamá, Teresa Pizarro de Angulo había entrado al mundo de las reinas, y él al lado suyo. Ella era además una de las primeras mujeres de Cartagena en hacer fortuna gracias a su habilidad con los bienes raíces, asumía la vicepresidente de la Junta del Reinado Nacional de la belleza en 1958. Desde entonces Raimundo aprendió que tenía prohibido, bajo cualquier circunstancia, a involucrarse con alguna de las reinas. En esa época Raimundo ya se vestía de blanco.
Aprendió a separar desde siempre su vida personal del mundo de las reinas. Y asi fue con sus dos esposas: Maria Cristina Palau con quien tuvo a su único hijo Carlos Felipe y Martha Uribe, quien era viuda con dos hijos, Susana y Hernando, a quienes crio como propios.
Desde 1996, ya con 52 años, tomó las riendas y asumió las responsabilidades de Doña Tera como presidente del Concurso Nacional de la Belleza. Se trataba de la gran fiesta nacional. La presión de la plata de los narcos buscando patrocinar a las reinas le tocó torearla con su carácter y su firmeza. No resultaba fácil. A veces, la presión era intolerable.
Aunque el Concurso Nacional de la belleza está lejos de tener la popularidad que alguna vez alcanzó, buena parte del país estaba en vilo por la salud del hijo de Doña Tera. No era la primera vez que estuvo al borde de la muerte. Un aneurisma, la enfermedad que mató a dos de sus hermanos, estuvo a punto de llevárselo hace veinte años.
Pero Raimundo tiene muchas vidas. Se salvó, volvió a seguir adelante. Sin embargo lo que vivió con el Covid no se parece a ninguna prueba que haya superado antes. Incluso el 28 de julio del 2020 llegó a difundirse en redes sociales su muerte. Su familia rápidamente lo desmintió. Estaba fuertemente sedado e intubado pero con la fuera interior que requería para salir vivo.
En septiembre del 2020 fue dado de alta. Su recuperación la tuvo en la casona en Cartagena de su pareja desde hace 19 años, Rosalba Trujillo, con quien comparte todos los proyectos filantrópicos. Era la manera de recuperarse cuidado con afecto. Poco a poco fue saliendo poco a poco del pozo en donde se encontraba, el que lo llevó a pesar 45 kilos en su peor momento. Hace tres meses salió de allí, pesando 65 kilos. Ahora, ayudado de un bastón, Raimundo aprende a caminar por segunda vez en su vida. Este 4 de noviembre recibió a las primeras candidatas que llegaron a Cartagena.
Este 13 de noviembre volverá a ser el anfitrión de un concurso que ya no capta la atención de un país pero que el vivirá al máximo. Es que estar de pie de nuevo es algo para celebrar.