Lula ha vuelto. El político más querido y más odiado de Brasil, tras 580 días de prisión, está en libertad desde hace dos semanas. En ellas ha festejado con los entusiastas seguidores que le acompañaron día y noche acampados a la puerta de la prisión en Curitiba, ha permitido ser alzado por los aires en su primer mitin en libertad por una multitud frente al Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de São Bernardo do Campo -su cuna política-, para crear la más viral de las imágenes, ha recorrido cuatro ciudades -Curitiba, San Pablo, Salvador y Recife-, se ha reencontrado con su partido socialista, ha instalado el congreso del Partido de los Trabajadores (PT), en Sao Paulo. Ha confirmado que sigue siendo un peso pesado de la política y el líder indiscutido de la oposición. “Les quiero decir que he vuelto”, espetó al presidente Jair Bolsonaro.
En quince días se ha agitado el tablero político y hay muchas claves sobre dónde está parado Luiz Inacio Lula da Silva, cinco veces candidato de Brasil, el más prominente de los condenados en la Operación Lava Jato. Lula ha regresado para hacer lo que siempre ha hecho: política. El juego se centra en cómo mueve sus fichas para reorganizar la izquierda y el efecto sobre el gobierno en el momento de mayor impopularidad de Bolsonaro, con un exigüo 32 % de favorabilidad.
Pero la caída de Bolsonaro no puede atribuirse a la izquierda. En diez meses de gobierno pocas voces críticas se han lanzado desde la oposición, que estado perdida en el Congreso, a punto de ser vox populi que la oposición más eficaz ha estado dentro del propio partido de gobierno, por las divergencias que están a la luz del día. El lugar de un líder de oposición ha estado vacío hasta ahora, por eso hay un sentimiento a favor de que Bolsonaro tenga un oponente del calibre de Lula para equilibrar el debate político.
Lula ha llegado con un virulento discurso de confrontación para anunciar su regreso al ruedo y animar sus fieles partidarios. A Bolsonaro lo acusó de gobernar para “la milicia”, a Sergio Moro, -el juez que lo llevó a la cárcel- lo llamó “canalla”, mientras enfilaba su artillería contra el grupo mediático Globo. Quienes esperaban al viejo “Lulinha paz y amor” que tendiera puentes hacia el centro se han quedado “viendo un chispero”. En este punto lo que se ve es un Lula que apuesta por la polarización política desde una oposición fuerte para subirse al tren de una carrera presidencial. "Si utilizamos la cabeza y trabajamos bien, en 2022, la denominada izquierda a la que Bolsonaro tanto teme derrotará a la ultraderecha".
El PT sin “Lula libre” ha visto perder su espacio político mientras Bolsonaro, -aun cayendo en aceptación- ha ganado terreno con un discurso radical de derecha, con apoyo en las calles y en las redes sociales. Algo que ya conocían los petistas en las épocas en que Lula registraba de 84 % de popularidad. Que ahora logre construir una oposición verdaderamente popular es lo que espera su partido. Pero la izquierda no está unida y desde las elecciones pasadas se vio que Lula no logró hacerlo.
Con la presidenta del PT Gleise Hoffmann y la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff en el congreso del partido
Una nueva ocasión ha llegado. Por ahora nada de autocríticas. Nada de referencias a la corrupción del PT en el Mensalao, las mesadas a legisladores para comprar apoyo en el Congreso, y el Petrolao, entre el poder público e intereses empresariales y su acuerdo de asalto al Estado. “Quien quiera que el PT haga autocrítica, que haga la crítica. Quien es oposición critica, existe para eso”, dijo Lula en sus primeros discursos. Y añadió “Nuestro partido tiene que salir más fuerte, más dispuesto a pelear. Un partido solo crece cuando disputa”. Aún así, en la campaña política para elecciones locales del 2020 deberá afrontar el tema, porque el sentimiento entre un sector de la sociedad es de rechazo a su excarcelación, darle el significado de una derrota al combate contra la corrupción.
Lula ya ha escogido su foco de campaña. Y no es la confrontación directa con Bolsonaro, quien trinó horas después de la liberación: “No le den municiones al canalla, que está libre momentáneamente, pero cargado de culpa". El líder socialista enfocará el discurso de oposición hacia la política económica neoliberal del ministro de Economía, Paulo Guedes, al que ya acusó de ser un destructor de empleos por las privatizaciones, desregulaciones y apertura de la economía. La convulsión del continente por razón del modelo económico que se expandió desde Chile, justifica la prioridad y la oportunidad de este discurso.
Lula en el congreso del PT, la tarea inmediata es reorganizar las bases y empezar campaña 2022
Este será el que utilice en otra de sus famosas caravanas por todo el país para reorganizar las bases e iniciar la campaña 2022, que, como siempre, comienza con las elecciones municipales de dos años antes. "Quiero construir este país con la misma alegría que cuando gobernábamos", ha dicho. Y en ese deseo se apoyan quienes creen que la virulencia en las primeras de cambio dará paso a un Lula más moderado. Que no descuida la agenda internacional. Ya habló con Bernie Sanders a quien apoyará en su campaña por la presidencia de Estados Unidos, y con los expresidentes Eduardo Duhalde e Argentina, Ricardo Lagos de Chile y Fernando Lugo de Paraguay.
Pero la llave de Lula está en Argentina. Su cercanía a la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner es ampliamente conocida y reconocida. El recién electo presidente celebró la liberación con este trino “Conmueve la fortaleza de Lula da Silva para afrontar esta persecución (solo esa definición le cabe al proceso judicial arbitrario al que fue sometido). Su entereza demuestra no solo el compromiso sino la inmensidad de ese hombre”. El día de su victoria electoral había pedido la liberación del expresidente brasileño.
En el camino de Lula todavía hay obstáculos legales y otros litigios en curso. Por eso, se está haciendo presión para que el Supremo juzgue si el juez Moro fue parcial, lo que anularía todas sus decisiones. Desde ya, el político de 74 años, que próximamente contraerá matrimonio con Rosangela "Janja" da Silva, 52, ha tomado la bandera de la oposición; su contradictor Jair Bolsonaro fundó el jueves 21 de noviembre un nuevo partido Aliança pelo Brasil (Alianza por Brasil), creado a su medida, para “librar (a Brasil) de los matones, expertos demagogos y traidores que engañan a los pobres e ignorantes”. Un nuevo entorno político ha despuntado en Brasil.