Al margen de la discusión de si las Farc están diciendo la verdad, el régimen que tanto combatió el Dr. Gómez sigue tan vigente como en ese entonces. De hecho, pensándolo bien, puede estar aún más profundizado que en ese entonces.
Tenemos un presidencialismo avasallador, negligente y corrupto; una justicia politizada en manos de la Fiscalía; una iglesia que guarda silencio ante tanta corrupción y violencia; un sindicalismo burocratizado y sin norte; unos gremios económicos únicamente interesados en sus ganancias; y unos partidos políticos desarticulados, clientelizados y sin grandeza para dirigir el país.
En fin, todo un tejido de complicidades en detrimento de una salida a ese régimen corrupto que tanto atacó el Dr. Gómez en sus últimos años y que el debate de los medios de comunicación ignora.
Adicionalmente, el Sr. Duque centra sus ataques, apoyado por algunos, en rechazar la confesión de las Farc, pero olvida que hay otros actores de esta atroz guerra que no han contado quién dio la orden de matar a Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y Jaime Garzón; crímenes que duelen igualmente como el del Dr. Gómez.
Un crimen en vano y un régimen más vigente que nunca.