El 30 de agosto los aviones del Ejército aparecieron en San Vicente del Caguán, anunciando un nuevo ataque directo a las disidencias de las Farc. El operativo que se realizó en la zona rural, había entregado un buen resultado: uno de los cabecillas: Gildardo Cucho, había muerto en el bombardeo junto a 13 personas más. Todo fue reportado como una operación "impecable", pero la realidad era otra.
El ministro Guillermo Botero tuvo que renunciar a la cartera después de conocerse que realmente los muertos en el bombardeo eran niños entre los 12 y 17 años. Al parecer el gobierno lo sabía, pues el personero de Puerto Rico, Caquetá, la alcaldía de San Vicente del Caguán y la Defensoría del Pueblo venían advirtiendo sobre el reclutamiento de menores en la zona. De hecho, el personero Herner Carreño había entregado un informe de tres menores que habían sido llevados por las disidencias, estaban en los campamentos y al final murieron en el bombardeo.
La bomba arrasó con todo, como quedó registrado en video por la comunidad que llegó al sitio después del operativo. El cráter que dejó la explosión fue de por lo menos 15 metros de profundidad: