De años para acá se viene hablando de convertir las universidades en entes competitivos; entendiendo esto alrededor de la necesidad de aparecer en los ranking internacionales, comprendo el bullicio de que las instituciones de educación superior aparezcan en estos listados, también la necesidad que el ministerio debe de tener en el mejoramiento de las instituciones, pero aún no comprendo cómo la ministra misma saca a la luz estos listados que resultan bastante inocuos y midiendo instituciones del mismo territorio sin saber las necesidades de los mismos y sus problemas.
Los ítems establecidos por la ministra y su equipo de trabajo para hacer estas evaluaciones no tienen en cuenta las variables socioeconómicas ni las de inversión. La pregunta es: ¿es posible comparar las universidades/IES aun de las diferencias que existen de un departamento a otro o una región a otra? O mejor: ¿el ministerio coloca los huevos de oro, a todas las instituciones? Es decir, los presupuestos y la inversión de las universidades, son equitativas, igualitarias y se entregan entendiendo las realidades territoriales, desde esta perspectiva es indefendible un ranking que no refleja la realidad.
Al parecer en Colombia existe una intencionalidad de fomentar lo privado y negar lo público, reestructurar es intentar jugar limpio con las IES, los ranking lo que reflejan es la incapacidad que el ministerio muestra en estudiar las regiones, y lleva a la necesidad de implementar la despolitización de la educación pública porque al final esto es lo que ha estancado los procesos de educación.
Las lógica de lo público nos muestra que no es posible entender la UniSucre con los contextos de la UniCórdoba, y mucho menos hablar de UniAtlántico o UniAntioquia y, es más ni siquiera, del sur de Bolívar. Si quiere buenos ranquin invierta en calidad sin estándares de papel. Aunque hay algo en lo que acertó: la educación superior en Sucre no está en su mejor estado y lo muestran en su posicionamiento y sus conflictos internos.
Esto se ve reflejado en el hecho de ya que existe una universidad pública con poco fortalecimiento, la inversión se ve, pero no como debería ser, es una universidad que obedece a las políticas de shock y a los deseos de la política bajo la necesidad de elegir o releegir un rector. Si por el campo de lo público es un problema de lluvia, por lo privado no escapa.
Ya que lo privado refleja la mediocridad en el lugar, instituciones que solo piensan en llenar birretes con cabezas huecas, un ejemplo característico son IAFIC, institución que para graduarse, lo más complicado es cruzar la calle del centro y para la cual su mayor preocupación es meter más número de estudiantes, sin una consigna de fomentar educados que solucionen problemas de la sociedad, sus carreras son inocuas para el campo productivo de la ciudad y sus estudiantes está bajo la imagen de un todo se vale.
El caso de Corposucre es más difícil, ya que es una de las instituciones del territorio donde lo que se encuentra es una cantidad de problemas de calidad académica, calidad social y especialmente de aquellas cosas que se tratan de relaciones humanas, esta IES es de Sucre, pero sus dueños cartageneros tienen a cargo de la cuestión docente a una psicóloga que es una señora que carece de todo tipo de humanismo, es incapaz de aceptar opiniones distintas y, especialmente, cada semestre ataca a todo tipo de persona.
Sus sinnúmero de enemigos sociales son incontables y su capacidad de seguir haciéndolo como una fábrica que es apoyada por una arrogancia insoportable; esta institución se convirtió en un sitio en donde ningún docente quiere trabajar, pero más aún es el lugar donde los estudiantes tienen la capacidad de sacar a los docentes porque tienen la lógica que el estudiante es el usuario; por esta razón el cigoto aprendiz, cuando se siente exigido por el docente, remite una carta a las directivas y, como si se tratara de un mandato divino, el docente es señalado y marcado de mediocre.
CECAR es otra institución para poner atención, ya que durante un periodo de tiempo se podía convertir en una universidad. A esa corporación este rotulo se le convirtió en un mito y se ha convertido en la institución captadora de dineros externo, que hoy la convierte en la manera de lucrarse con mayor facilidad; este se convirtió en un negocio de familia que esperemos que con sus múltiples puedan cambiar la realidad social, lo cual dudamos.
Sobre lo académico también pesan miles de problemas. Entre estas está que su gran mayoría de egresados solo se dedican a la politiquería y a sacar maestrías mandadas a hacer con tesis compradas; y si esto es vergonzoso, pregúntele a cualquier docente cuando ha estado quebrado si no ha hecho uso de las platas de los trabajos de fin de especializaciones de las personas que egresan de esta institución.
Después de este panorama encontramos la CUN, Remington, UNAD, y una de las universidades que esperaríamos hiciese algo, pero su presencia en el territorio es triste, es la Santo Tomás, esta institución que ha sido un fantasma.
De esta manera a nivel de cobertura estamos mal, pero a nivel de sentido social de nuestra educación, ninguna de estas instituciones responde con su oferta de programas a las necesidades del territorio.
El problema de la educación es conceptual, ya que el apoyo que debe ser entendido desde la productividad del territorio, pero no desde la base de enseñar para el mercado. Se convierte en mediocre al estudiante enseñándole solo lo básico. La Universidad debe crear un profesional íntegro, de la intelectualidad y del gusto del conocimiento por conocimiento.
