Jonh Jak Becerra Palacios es un hombre afrocolombiano, nacido en Bogotá, capital de Colombia, pero que a la edad de 9 años se mudó a la ciudad de Quibdó, capital del departamento del Chocó, en el Pacífico, donde más del 80% de la población es afrocolombiana.
Colombia es un país donde el racismo hace parte de la cotidianidad, pero le ha hecho creer al mundo que es un paraíso multicultural, con la falsa idea del mestizaje. Mucha gente cree que el racismo en Colombia se ha acabado o peor aún que nunca existió, debido a que en ciudades como Cali, Cartagena o Barranquilla hay un número significativo de parejas interraciales. Debo dejar claro que las parejas interraciales no son un medidor para argumentar que el racismo no existe en determinada sociedad, ya que muchas parejas interraciales se han conformado a partir de ideas preconcebidas sobre la superioridad racial, en este caso, la supremacía blanca.
Las prácticas racistas en Colombia han transitado desde las familias, pasando por los barrios, el sistema educativo o entornos laborales, el caso de Jonh Jak precisamente ha tenido lugar en el último escenario. La pesadilla para Jonh Jak inició en octubre de 2009, cuando entró a trabajar en la empresa A.R Los Restrepos S.A en Bogotá; ciudad que ha utilizado en ocasiones a jóvenes afrocolombianos para que hagan comerciales donde expresan que Bogotá es una ciudad que recibe y trata bien a la población afrocolombiana, pero donde existen investigaciones que demuestran lo contrario.
En dicha empresa, Jonh Jak era encargado de los envíos de mercancía a clientes a nivel nacional. Él relata que desde el primer día de trabajo sus compañeros iniciaron los ataques racistas. Tiene bien presente que escuchó frases como: “ahora les dio por contratar negros”, “esclavo”, “mico”, “gorila”, “King Kong”. Sumado a eso, sus compañeros también le hacían gestos burlescos cuando proferían los insultos racistas.
Jonh Jak narra que decidió enfrentar a sus compañeros haciendo uso de pedagogía antirracista, es decir, ilustrándolos de lo nefasto que es el uso de ese tipo de comentarios, pero estos respondían, diciéndole que él era un negro acomplejado, dando a entender que debía guardar silencio y permitir que le siguieran ofendiendo.
Agobiado por los ataques racistas que a diario recibía, interpuso la queja ante la oficina de recursos humanos y otras dependencias, pero, según él, la empresa jamás le brindó apoyo, es más los ataques racistas aumentaron y la empresa en cuestión inició un proceso de aislamiento contra él a tal punto que dejaron de invitarlo a las jornadas de capacitación. Sumado a eso, le negaban las oportunidades de obtener un ascenso, siempre era excluido, relata.
Dado a que los insultos proseguían, prosiguió también quejándose por ello. De acuerdo a su testimonio, la empresa en vez de ayudar a mediar en la situación, optó por despedirlo de forma arbitraria. Es allí donde el agraviado decidió formular su queja ante la Fiscalía e iniciar el proceso más conocido y documentado en Colombia sobre racismo en el entorno laboral. Jonh Jak narra que en el año 2017 ingresó a trabajar a la constructora Marval, pero allí se enteraron de su situación con la empresa A.R Los Restrepos y por tal motivo le despidieron.
La tragedia de Jonh Jak continúa, pues este narra que concursó para optar por el cargo de auxiliar a la ensambladora de TransMilenio (empresa de transporte de Bogotá) y fue rechazado, a pesar de haber superado todo el proceso de selección: “Me devolvieron mi currículo y todos los que estaban allí presentes no podían creerlo, debido a que ellos mismos eran conscientes de que yo era el más apto para ese cargo”.
Jonh Jak relata que una de las grandes frustraciones que ha vivido a lo largo de este proceso ha sido la poca ayuda que ha recibido de organizaciones afrocolombianas, las cuales dicen proteger a las comunidades afro. Y es que no se puede ocultar que muchas de estas organizaciones se han convertido en abastecedores de avales al mejor estilo de una compra venta, donde algunos líderes han asumido posturas faranduleras, al sostener que ellos descubrieron el racismo en Colombia, que son los únicos que están luchando por eliminarlo y que ahora lo que existe es el racismo a la inversa, es decir, la gente negra es la que oprime a la gente blanca. Quienes hemos investigado de forma rigurosa sobre las diversas formas de manifestaciones y prácticas racistas sabemos que el racismo a la inversa es una completa falacia. Las y los líderes afro que recurren a tal categoría lo hacen por intereses politiqueros.
Jonh Jak relata que Dejusticia Centro de Estudios jurídicos de Bogotá, le ha brindado acompañamiento con el objetivo de esclarecer su caso. Adiciona que tanto el Ministerio del Trabajo y la Fiscalía le han prestado poca atención a su caso. Por eso Jonh Jak continúa con el apoyo de Dejusticia y de una funcionaria de la Procuraduría de Asuntos étnicos para que su caso siga siendo valorado por las entidades competentes y se logre hacer justicia. Y es que el agraviado relata que ha tenido tres fiscales, uno de ellos ha sido un señor de origen pastuso, quien fue abiertamente racista.
Uno de los logros de la lucha iniciada por Jonh Jak ha sido la sentencia T- 572 -17. A continuación comparto algunos de los puntos:
Tercero. Tutelar los derechos a la dignidad humana, a la igualdad, a la no discriminación y al debido proceso de Jonh Jak Becerra Palacios.
Cuarto. Ordenar al Ministro del Trabajo que conforme una comisión integrada por profesionales de diversas disciplinas y con conocimiento de la situación de las minorías étnicas en el país, para que en el término de tres (3) meses elaboren un documento que plantee las formas y contextos en los que puede tener lugar el desconocimiento del principio de no discriminación racial, las implicaciones de dicha vulneración y las posibles formas de eliminarla, evitarla y tratarla, en particular en el entorno laboral.
Con base en el documento elaborado por la Comisión, el Ministro del Trabajo, dentro de los treinta (30) días siguientes a su entrega, expedirá una circular dirigida a los funcionarios de la entidad, en el cual se establezcan las directrices, recomendaciones y eventualmente los mecanismos específicos para la atención, el trámite y el tratamiento de quejas y situaciones sobre discriminación racial en el ámbito del trabajo. Dicho instrumento tendrá en cuenta las pautas normativas incluidas en el apartado 5.2 de la parte motiva de esta providencia y será divulgado entre los funcionarios el Ministro.
Quinto. Ordenar al Ministerio del Trabajo -a través de las dependencias que tengan a su cargo dicha competencia-, que, dentro de los seis (6) meses siguientes a la notificación de este proveído, verifiquen el acatamiento de lo dispuesto en la Ley 1010 de 2006 en la empresa A.R. Los Restrepos S.A.S. Igualmente, deberá revisar el trámite dado a las quejas formuladas en su oportunidad por el accionante contra la empresa, en la cual se apliquen en lo pertinente las normas que materialicen el derecho al debido proceso.
Sexto. Ordenar a la empresa A.R. Los Restrepos S.A.S., que, dentro de los tres (3) meses siguientes a la notificación de este fallo, desarrolle una actividad de capacitación dirigida a sus directivos y trabajadores, en relación con el principio de no discriminación racial y la importancia del respeto y protección del mismo en el entorno laboral. Dicha capacitación incluirá una presentación de los valores y derechos de las personas afrodescendientes, así como de las formas a través de las cuales aquellos pueden ser quebrantados, entre otras, el lenguaje.
Jonh Jak insta a que las personas que estén siendo víctimas de hostigamiento racista denuncien, pues él solo conoce el caso de una joven de la ciudad de Buenaventura, pero no sabe si ella ha entablado una demanda contra sus agresores. Otro caso que ocupó el interés nacional fue el ocurrido en la Universidad de Cartagena, Colombia, en donde un profesor llamado Diofanor Acevedo denunció que un profesor profirió contra él insultos racistas. Jonh Jak relata sin ningún tipo de alarde que su caso ha sido el primero evaluado por la Corte Constitucional.
El agraviado narra que el Ministerio del Trabajo hasta hoy no ha hecho mayores esfuerzos para que él pueda conseguir un trabajo digno y es allí donde se percibe el racismo institucionalizado, además hay negligencia y se materializa la doble victimización. Sumado a eso, Jonh Jak sostiene que en Colombia no existía el mecanismo para denunciar el racismo en el entorno laboral, por consiguiente la sentencia mencionada arriba, da la orden de crear el mecanismo para que las comunidades afro y étnicas que están en condición de vulnerabilidad puedan denunciar y exista además una ruta para atender los casos de racismo.
Por último lo que más desea Jonh Jak es que su caso sea tenido en cuenta, que las empresas donde ha sufrido racismo sean sancionadas y poder encontrar un empleo digno para velar por su familia cómo debe ser. Además anhela algún día poder iniciar estudios de derecho para tener más herramientas que le permitan ayudar a personas que estén padeciendo lo que él padece.