Como una cuestión política concedió el papa Alejandro VI, en 1493, a los monarcas españoles los derechos sobre tierras descubiertas, mediante una bula. “Por donde, habiendo considerado diligentemente todas las cosas y capitalmente la exaltación y propagación de la fe católica como corresponde a Reyes y Príncipes Católicos, decidisteis, según costumbre de nuestros progenitores, Reyes de ilustre memoria, someter a vosotros las tierras firmes e islas predichas y sus habitantes y moradores y convertirlos con el auxilio de la divina misericordia a la Fe Católica”.
En 1450, Gutenberg imprimió la Biblia vulgata. En 1517, Martín Lutero cuestionó el abuso del clero al vender indulgencias. Tradujo la Biblia a la lengua vulgar (alemán) y el texto pasó a la imprenta. El papado procedió a divulgar la bula de la excomunión contra Lutero. En 1543 la Iglesia convoca la Contrarreforma. En ésta afirmó la autoridad del papa, el culto mariano, el celibato sacerdotal. Estableció la Inquisición, institución dedicada a la investigación, condena y castigo de las herejías, Asimismo fundó el Índice (que llevó a cabo la censura a los libros y la revisión de lo que los católicos podían leer). Los autos de fe se crearon para la abjuración de los pecados. En cuanto a la Biblia se permitió la lectura del texto en la versión latina. Y, en lengua española salieron a la luz la Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina y la de Cipriano Valera, obras que fueron perseguidas como también los traductores. El dogma se transmitió por medio del catecismo. Fue traducido el catecismo a las lenguas vernáculas. Con ello se trató de impedir la popularización de las traducciones bíblicas en español y la presencia del protestantismo. En verdad la Iglesia prohibió la lectura de la Biblia por temor al principio del libre examen y de la interpretación personal y subjetiva. Con ello la Iglesia evitó en un país católico las divergencias doctrinales.
La evangelización en estas tierras se hizo por medio del catecismo de los padres jesuitas Gaspar Astete (1599) Jerónimo Ripalda (1618). Curiosamente, El Quijote, la obra de Miguel de Cervantes, la primera parte sale a la luz en 1605 y la segunda parte en 1616, pero no se tiene conocimiento que llegara la Nueva Granada. Hacia 1782 la imprenta se instaló en Santa Fe de Bogotá. Cayó en manos religiosas que la dedicó a sus oficios. En 1792, José Celestino Mutis publica “Método general para curar las viruelas.” También, vieron la luz los primeros periódicos: El Aviso del Terremoto y la Gaceta de Santafé.
Ahora bien, no se tiene noticia del Quijote a la Nueva Granada en el siglo siguiente a la publicación, mucho menos la Biblia en lengua española, pero si el catecismo que, según José Eusebio Caro se aprendió de “memoria y no de entendimiento”. El sistema educativo español estaba lejos de la mentalidad del homo tipigraphicus, pues la mayoría de la población permanecía “formada” en el analfabetismo y el catecismo.