Las fotos del Clan Char con Federico Gutiérrez —porque me niego a decirle Fico a un candidato a la presidencia de Colombia— demuestran el tronco de fiesta que le hicieron y la cara de satisfacción del candidato por pertenecer a semejante grupo. La lectura inmediata es que él que habla de transparencia, ignora por completo los sucesivos escándalos que no paran, de esta casa metida en toda clase de hechos que a otros ya los tendrían en la cárcel. Pregúntenle a Daniel Coronell o a María Jimena Duzán y ahora recientemente al periódico El País de España. Pero no pasa nada, eso cree este flamante candidato que tanto habla de independencia y de cambio.
Pero es necesario recordarle que para aquellos que siguen sus pasos de cerca y que lo ven como una opción, acaba de dar un paso en falso porque aquí se aplica aquello que se le asigna a la miel pero que es pertinente a los vicios de la política: el que anda con los Char algo se le pega. Y que se le pega: la compra de votos, porque por razones que aun no logran entender los colombianos, existen todas las pruebas que demuestran que los Char son actores críticos de la Casa Blanca. Aida Merlano sí acumula acusaciones, pero los Char, como alguno de ellos se atrevió a decir en algún momento, se creen y parece que son hasta ahora, intocables. Pero hay más: la feria de contratos con coimas que finalmente financian la compra de votos. Además, ya empieza a señalarse que esta relación negocios-política también actúa de la otra forma, política-negocios. Es decir, no son solo contratos con recursos públicos sino negocios extraños ocultos por el poder político como el del lote del gran centro comercial comprado por Fuad a precios insignificantes cuando era un lote para vivienda de interés social. Pero silencio que viene el Clan Char. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que usted llegue a la presidencia? Lo dudo.
________________________________________________________________________________
O es que cree que esos lazos que matan lo dejarán sin mancha alguna
________________________________________________________________________________
Pero resunta que ese vínculo, y el candidato no puede posar de ingenuo, no es gratuito. O es que el se cree tan poderosos que ante esas prácticas a él no se le van a traducir en pedir algo, o es que cree que esos lazos que matan lo dejarán sin mancha alguna. Y aun en el caso improbable de que eso sucediera, la verdad es que esa foto le va a costar. Todavía quedan en Colombina, puede que no en Barranquilla tan charista, pero sí en el resto del país, gente que pensará dos veces en un voto que termina en las garras de los Char.
También aplica señor Gutiérrez, aquello muy pertinente: ese dicho gringo de que no hay almuerzo gratis. Pero usted, muy sonriente después del abrazo con Alex, el inmaculado y buen marido, cree que no pasa nada, sino que todo terminará en votos impolutos que no tocarán sus discursos de honestidad y sobre todo de transparencia. No se equivoque porque se le juntan dos dichos que lo marcarán más pronto que tarde. De pronto el más pertinente de los dos, como para dejar constancia, es aquel que afirma "que el que anda con los Char, algo se le pega".
E-mail [email protected]
@CeciliaLopezM