El pueblo no puede olvidar quienes ha sido sus verdugos.
A propósito de las alianzas que se están cocinando de cara a las próximas elecciones presidenciales llama la atención la que Petro quiere consolidar con el sr. César Gaviria.
Alianza que al parecer es tomada de manera autónoma por el candidato con evidentes cálculos electorales. Es decir, pesa más el pragmatismo político electoral que la coherencia ideológica. Así se trate de defender la alianza con argumentos poco convincentes de que el partido liberal representa los principios liberales de la democracia.
El sr. Gaviria es el padre del neoliberalismo en Colombia, legitimado con la constitución del 91. Modelo continuado juiciosamente por Samper, Pastrana, Uribe y Santos.
Este modelo en el campo laboral significó la famosa flexibilizacion laboral, la pérdida de conquistas sindicales y la privatización de muchas entidades públicas y de la función pública.
De igual manera en el estado significó el debilitamiento de la negociación colectiva y la pérdida de prestaciones sociales. Y lo más nefasto, derivó en el auge y expansión de los famosos contratos de prestación de servicios y que ahora quieren llevar al trabajo por horas.
Figura esta aceptada por los Gobiernos de derecha y de izquierda en el poder, que facilita el clientelismo, deslegtima la administración pública, corroe la democracia y hace un saludo a la bandera el principio constitucional de la igualdad de oportunidades.
De otra parte, aceptar ese tipo de alianzas significa aceptar la repartición del poder entre el círculo de políticos, familias y amigos a espaldas del interés general. Es el vulgar clientelismo traído desde la colonia y rechazado por toda la sociedad.
El sr. Gaviria debería más bien pedir perdón al pueblo por sus equivocadas políticas y hechos de corrupción.
En la política, el todo vale, para ganar las elecciones en estos momentos, puede costar caro. Y los trabajadores no pueden votar por sus verdugos históricos.
