¿Quién no desea escaparse de la ciudad y disfrutar de un ambiente totalmente diferente? El asfalto diario, los trancones y el clima pueden llevarnos al límite, haciéndonos desear un lugar más tranquilo, donde la vida marche a otro ritmo. Para quienes buscan esto, este pueblo de Cundinamarca es la opción ideal. No solo por su cercanía con la capital, sino también por su variada oferta de planes y su espectacular jardín botánico. Le contamos más sobre Tabio, el destino perfecto para una escapada de fin de semana.
Tabio, el pueblo de Cundinamarca con un jardín botánico único y mucho más
El viaje a Tabio es corto, de menos de dos horas, incluso si hay tráfico en las salidas de Bogotá. Sin embargo, su ruta es espectacular, con vías que parecen sacadas de una película y que convierten el trayecto en parte de la aventura.
Al llegar a Tabio, hay una gran variedad de planes para disfrutar. Además de su deliciosa gastronomía y sus famosos postres, los visitantes pueden conectar con la naturaleza y experimentar un estilo de vida más pausado. Pero lo que realmente hace especial a este pueblo es un lugar mágico, lleno de encanto natural.
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Se trata del Jardín Botánico de Tabio, un sitio que parece sacado de un cuento de hadas. Lo mejor es que la entrada es completamente gratuita, lo que permite conocer toda la riqueza natural y paisajística que ofrece este espacio. Este jardín ha sido reconocido por su belleza y es altamente recomendado como destino turístico. Además, cuenta con una característica única: sus cabezas de cemento de gran tamaño, que evocan ruinas en las que la naturaleza y la historia se han fusionado para crear un espectáculo inigualable.

Visitar Tabio es un plan que se puede hacer en cualquier momento, un destino que vale la pena conocer sí o sí. Si está interesado en visitar su impresionante jardín botánico, debe dirigirse cerca del coliseo municipal de Tabio, a pocos minutos del parque principal.
Una de sus grandes ventajas es la facilidad de acceso, ya que se puede llegar en carro particular o en transporte intermunicipal. Y, por qué no, después de recorrer sus calles y paisajes, disfrutar de una cerveza artesanal o un café en alguna de sus acogedoras cafeterías.
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