Entre los 116 municipios que conforman Cundinamarca, existen rincones mágicos que pocas veces se mencionan. Lugares que no aparecen en las guías más populares, pero que guardan paisajes capaces de sanar el alma y desconectar cualquier mente agotada por el ruido de la ciudad. Ubalá es uno de esos secretos bien guardados, un pueblito escondido entre montañas, donde la naturaleza se convierte en la mejor anfitriona.
Ubicado a tan solo 130 kilómetros de Bogotá, este municipio parece extraído de un cuento de hadas. El camino para llegar puede tomar poco más de tres horas, pero cada minuto del recorrido vale la pena cuando uno comienza a ver los paisajes que rodean este destino. Verdes intensos, montañas que se pierden en el cielo y un silencio que reconforta, son solo el inicio de lo que ofrece este mágico lugar.
Ubalá, el pueblito escondido de Cundinamarca con impresionantes vistas
Una de las joyas más impresionantes de Ubalá es el Embalse del Guavio, un espejo de agua que refleja las montañas como si se tratara de una postal viva. Estar allí es una experiencia casi espiritual. El aire es más puro, el cielo parece más azul y el tiempo parece detenerse. No es raro que los viajeros que llegan hasta este rincón terminen por enamorarse del paisaje y se prometan volver.
Pero si lo tuyo es la aventura, el Cerro Pingaro es una parada obligatoria. Sus rutas invitan a caminar o a pedalear, con desafíos que recompensan con vistas de ensueño. Ubalá es perfecto para los amantes del ciclismo, que encontrarán en sus caminos de tierra y pendientes naturales un escenario perfecto para explorar y retarse.
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Muy cerca, también se pueden conocer otros tesoros naturales como la Cascada Nemusten-Sueva, un espectáculo de agua y naturaleza que suele extenderse hacia municipios vecinos, pero que complementa de maravilla una escapada por Ubalá.
Y tras un día lleno de caminatas, fotos y aire puro, nada como una comida caliente para reconfortar. En Ubalá se pueden disfrutar platos típicos como el sancocho, el ajiaco o una buena trucha fresca, todo en porciones generosas y con ese sabor que solo tiene la cocina de pueblo.
Para los que buscan una escapada distinta en Semana Santa o durante cualquier puente festivo, Ubalá es el destino ideal. Tranquilo, auténtico, lleno de naturaleza, con posadas acogedoras y gente amable. Un lugar donde la vida va más despacio y el alma respira profundo.
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