Es temporada electoral, la propaganda política agobia los sentidos de los colombianos, se ve, se siente y se escucha …En esta ocasión alguien repunta en popularidad … ¿Podemos vaticinar algo diferente?, no lo creo: Ya sabemos quién va a ser presidente. Que desazón.
¿El motivo? Quizá dos … o tres , o tal vez más. Pero en este texto solo resaltaremos uno de ellos; y es que millones de colombianos se han dejado impresionar por el poder de esos trinos, en los que soluciona los problemas del país.
Esos trinos que mueven gente como millones mueven el tónico para curar la impotencia en tres tomas, la pastilla para rebajar 30 kilos en un día, el ungüento para quitar las arrugas en dos untadas y la pirámide que te volverá millonario en 15 días.
Leemos y escuchamos en redes y medios de comunicación como nuestro candidato soluciona las preocupaciones de los colombianos con los procedimientos más elementales:
Sube el salario el 25 %, imprime billetes para repartirlo entre los pobres, reemplaza la exportación de petróleo por aguacates, declara emergencia económica para comprar las cosechas y así curar la hambruna que padecen los colombianos, controla el precio de los productos, declara salud gratuita y sin pagar un peso para todos, bajará los impuestos, reemplazará al Esmad, entre otras por el estilo.
Tal vez alguien sensato formule las preguntas más que obvias entre muchas otras obvias que se pueden formular:
¿Pero cómo es posible que estas ideas no hubieren sido puestas en práctica en los más de 200 años como república independiente? ¿Esto no repercute en el sano equilibrio de la economía del país?
Y la respuesta también es “obvia” para el entender de cualquiera de sus seguidores: “Es la conspiración neoliberal… aquella que solo desea ver hundida la cabeza del más humilde en el barro”
Un ejemplo de cómo menos es más para el político que sin escatimar en escrúpulos aprovecha aquella condición de ignorancia que agobia a millones en nuestro país y que es propiciada principalmente por el hábito de la poca lectura.
Es así que nuestro culebrero, de forma deliberada y entendiendo el fenómeno, simplemente dice lo que quiere escuchar el colombiano de a pie, como usted o como yo, para quien imbuido en la rutina del trabajo y aquellas actividades superficiales y pueriles que le quitan tiempo al trabajo, como tomarse selfies, escribir banalidades en el Facebook, revisar el tik tok y trinar mensajes ofensivos, no queda tiempo para leer y mucho menos para verificar, contrastar y analizar; solo queda esa fuente de información “analizada, verificada y confirmada” que le complace con lo que él quiere ver y oír.
En consecuencia, nuestro político se cree una receta ya formulada y resulta beneficiándose de aquella visión mesiánica que prevalece de que un solo hombre mejorará la situación de millones, cuando lo lógico (a mi modo de entender) es que el esfuerzo y sacrificio de millones mejore la situación de un país… no aprendemos de las experiencias ajenas con estos mesías que lejos de mejorar la situación, arruinan un país y lo dejan en bancarrota con sus ideas populistas.
Así, volviendo al tema del culebrero; ha ocurrido y a cualquier incauto le puede llegar a ocurrir: solo cuando la situación se ponga flácida y se dirija en picada hacia abajo en lugar de erguirse como nos lo prometió, sabremos que aquel político con aires de inventor que encarnaba al culebrero, era solo un charlatán.
Un vendedor de sueños quien autorizado por nuestro pobre juicio se atrevió a experimentar sus nocivas pócimas sobre nuestra integridad y lejos de ser una solución, arriesga con poner a todo un país en cuidados intensivos.
