Martín, el joven sacerdote, piensa, cada mañana arrodillado en su oración, en el pene de Jesucristo. Sobre la blancura de su túnica se nota su excitación. Son esos cuadros de la crucifixión en donde la entrepierna del salvador del mundo oculta su misterio. ¿Será blanco y despojado de prepucio como ordena la relación judía? ¿Qué sabor tendrá? Esto cuenta Gustavo Álvarez Gardeazabal en su libro La misa ha terminado, con el que ya entrado el siglo XX sigue escandalizando. .
En el 2014 La misa ha terminado, rompió record de ventas y suscitó un escándalo entre los colombianos que aún conservan la tradición de ir a la misa todos los días. Ocho años después los españoles acaban de sacar su edición en Madrid con este San Sebastián –santo con el que se identifican los homosexuales- en este provocador gesto de gozo sadomasoquista y que ha traído comentarios tendenciosos como los que ha hecho el obispo de Buga, un reconocido líder anti-aborto que ha organizado marchas contra la decisión de la Corte de legalizarlo.
A sus 77 años y retirado en su finca Porce en Tuluá, Gustavo Álvarez Gardeazabal sigue siendo uno de los hombres mejor informados del país. Ya la fila de autos no agolpa su finca en sus domingos de sancochos en su finca en la vía a Roldanillo, al pie del rio Cauca, un retiro a hora y media de Cali –ciudad a la que va de vez en cuando y siempre por obligación- en donde cría gansos y jardines de exuberancia tropical. La finca la compró en su papá, en 1944, año en el que Gustavo Alvarez apenas gateaba y en la que su papá, un paisa libre pensador había sido excomulgado como una de esas medidas exageradas que daba el temible y dictatorial monseñor Builes, se refugió en el Valle del Cauca.
Gardeazabal hizo de esta finca su centro de operaciones para llegar a la alcaldía de Tulua, para ser gobernador del Valle y para consagrarse como el comentarista agudo del programa La Luciérnaga de Caracol. En el 2015, en una controvertida medida las directivas de Caracol, lo sacaron del aire. Siempre se especuló que habia sido por razones políticas por cuenta de la estorbosa lengua del tulueño. Su abrupta salida provocó la renuncia del director del programa, Hernán Peláez Restrepo. Pero Gardeazabal no se iba a quedar callado y busco la ruta, via los nuevos medios digitales, para estar vigente con sus comentarios picantes e irreverentes. Y desde ahí sigue causando estragos con sus crónicas. Regresó a la escritura, se dejó homenajear con los 50 años de publicado de Condores no entierran todos los días, con su traducción al inglés y ahora estrena su nueva versión de La misa ha terminado. Sus viejos enemigos no esperaron para salirle al ruedo: la la iglesia católica se hizo sentir y en particular la Diocesis de Buga.
Según el profesor de la EAFIT Joan Manuel Largo esta novela tiene una particularidad: son contadas las ocasiones dentro de la literatura occidental en donde se hable de tener fantasías sexuales con Cristo. Más que un ataque como el que hizo Juan Pablo Barrientos mostrando la pedofilia de decenas de sacerdotes colombianos, el ataque de Gardeazabal es sobre la iglesia gay. Según Frederic Martel en su libro Sodoma, el Vaticano es la mayor comunidad homosexual del mundo. Uno de los protagonistas, llamado el Cura Rangel, asciende en la iglesia, según el propio Gardeazabak, “Dando culo a cardenales que lo van ascendiendo hasta el cardenalato”.
El llevar en su ficción al propio Papa Francisco a la catedral de Buga, es otra de las razones por las que el obispo de Buga, José Roberto Ospina Leongómez, quien pertenece a la escuela anterior al Concilio Vaticano II y es un férreo opositor al aborto y a la eutanasia. Además se horrorizó con la novela de Gardeazabal. El exgobernador del Valle cree que el grupo que el pasado 30 de abril, liderado por el obispo y que se hace llamar Fundación Provida Digna Corazón del Valle, con pleno respaldo de la Diócesis de Buga, tiene que ver con la destrucción por segunda vez en su vida de un busto suyo. La primera vez fue hace diez años cuando amarraron la estatua y la volcaron con cuerdas usando la potencia de unas motos de alto cilindraje.
La destrucción del rostro de su busto ubicado en el barrio San Isabel de Tuluá esta cargado de significado.
El escritor, periodista y político se apresta, desde su trinchera a las afueras de Tuluá, a establecer otro round contra la iglesia. Igual ir en contra de la corriente ha sido siempre parte de su esencia y de su dinastía: su abuelo y su papá fueron excomulgados por Monseñor Builes, el más terrorífico de los obispos colombianos. El sabe bien que significa toparse con la Iglesia, como diría Sancho en El Quijote.