En el año 2013 el problema que aqueja a la ciudad salió a relucir luego de que un medio de prensa escrita publicara acerca del tema en su portal web. El periódico El Tiempo fue quien publicó sobre la problemática que vive la ciudad, dando a conocer las causas de la molestia y que procesos se estaban llevando a cabo.
Las causas
En ese momento de la publicación que fue en el año 2014 se habló de que una de las posibles causas del problema era el compostaje para un bioabono que se estaba llevando a cabo por la avícola Santa Rita, trayendo con este proceso los olores nauseabundos y la proliferación de mosca. Lo anterior, afectando a los habitantes de los barrios aledaños a la avícola y teniendo como consecuencia la sanción por parte de la CVC.
Debido a este antecedente, en el año 2015, el periódico El Tiempo hizo una nueva publicación con referencia al tema en la que habla de un grupo de ciudadanos y del concejal Gabriel Fontal, quienes “tomarán acciones legales contra el problema de contaminación ambiental, haciendo uso de una herramienta jurídica tal como lo es la acción popular". También menciona la reversión de la sanción del año 2015 por la CVC a la avícola Santa Rita por su proceso de compostaje.
¿Qué contestó la CVC a todo este problema?
La CVC no provee información del tema, ni habla de él, por medio de derechos de petición se les solicitó los permisos ambientales de varias empresas emisoras de olores ofensivos e igualmente a la alcaldía municipal, sin obtener resultado, pues siempre manifestaron que los derechos no eran claros, según ellos, o que pedir los permisos ambientales otorgados para éstas empresas requería de mucha papelería. No se obtuvo resultado alguno. En una oportunidad un funcionario de la CVC manifestó ante la solicitud de documentos públicos que: “los cañales tienen permiso para su riego a los cultivos con aguas residuales”.
¿Qué manifestó el concejal Gabriel Fontal?
El concejal Gabriel Fontal, manifestó que el problema ambiental que presenta la ciudad es delicado y de cuidado, también declaró que el problema tiene muchos factores y que culpar a uno solo no estaría bien, pues varias empresas son emisoras de olores ofensivos en la ciudad.
El concejal habló de estar asombrado con la publicación que hizo El Tiempo pues el jamás dio ninguna entrevista o declaración a algún periodista que trabajara para el periódico, ni para ningún otro, como tampoco estaba enterado de que en una de esas publicaciones estuviera como uno de los impulsadores de una acción popular en contra del problema. Aseguró que no conoce la existencia de la mencionada acción popular por motivo de los malos olores en la ciudad; niega también que se hayan tomado acciones por parte de las autoridades competentes para poner fin al problema y que al fin y al cabo son las únicas que pueden intervenir en el asunto, pero como ya se había dicho antes los culpables son varios y no uno solo, es por eso que a las autoridades se les ha complicado la tarea de poder hallar un culpable.
Aseguró que el comité asignado por el alcalde de turno de ese entonces, el señor John Harold Suarez, sigue en pie y que en él se debaten sobre el tema.
Es posible que haya varios responsables, pero ¿quién responde?
Las industrias que eructan sobre la ciudad no se hacen responsables, tampoco los entes a quienes les corresponde vigilar y controlar. ¿entonces la comunidad debe ejercer veeduría sobre esta situación que afecta a la población en general?
Estos y otros interrogantes quedan sin resolver. La administración municipal parece amigable con los malos olores en la ciudad señora, la gran influencia que tiene la diócesis sobre la ciudad del milagroso, parece tampoco importarle la situación.
A todos les duele que le toquen el bolsillo, es tan fácil aplicar la ley a la comunidad repartiendo multas de tránsito a diestra y siniestra, pero cuando es necesario aplicar ley sobre grandes empresas, no existen las herramientas para hacerlo o hay servidores públicos que no hacen bien su trabajo. Es fácil despotricar y decir cómo las entidades públicas deben hacer su trabajo, pero en este caso alguien, en teoría, debería responder. Finalmente, parece como si una vez más lo público y lo privado fueran acólito el uno del otro.