No se necesita, como es mi caso, haber conocido a Jorge Pizano ni a su hijo, para saber que la familia está viviendo una tragedia descomunal, un dolor profundo, inconsolable. Ni Jorge padre ni Jorge hijo están. Así de simple. Dos personas queridas por sus esposas, hijas, hermanas, con vida por delante que, de un momento para otro, dejan un vacío insondable para ellas. Que pasará largo tiempo para contar con alguna serenidad y aceptar que las respuestas a los por qués no existen, al menos en el plano de las razones.
Pienso, a veces en la situación absurda de Jorge Pizano padre, en el más allá, conociendo de la muerte de Jorge hijo y que el dolor que le causaba, que su nieto no conocería a su padre, que era su confidente, convertía sus penas, su soledad y su decepción como auditor de la concesionaria Ruta del Sol, en una molestia banal.
El dolor de la familia se multiplica porque la tragedia de los Pizano está lejos de poder ser vivida, para ella, en forma silenciosa, familiar, con distancia del mundanal ruido, porque está enmarcada en otro drama de alcance social, económico y político: la corrupción a gran escala, la de Odebrecht y Reficar. La documentación que Jorge Pizano dejó, conocida en forma póstuma, abre una caja de Pandora: mas sabían mas desde antes. Y son gente poderosa.
Que la sociedad y las instituciones busquen la verdad del caso Odebrecht es una obligación y si, verdaderamente, hay consecuencias, se honraría la memoria de Jorge Pizano.
Con las incursiones de políticos y opinadores,
amplificadas por las plataformas de la revolución digital,
también tienen que seguir viviendo los Pizano
Sin embargo, al verdadero dolor para los Pizano, merecedores de respeto y prudencia, a la ausencia intempestiva de sus seres queridos, se le agrega otra capa de pena: la voracidad de los oportunistas políticos y la inclemencia de los opinadores que creen tener clara la película de cómo y por qué ocurrió la tragedia. Con esas incursiones, amplificadas por las plataformas de la revolución digital, también tienen que seguir viviendo los Pizano.
Un político prominente que da a entender que es el depositario y poseedor de los secretos de Jorge Pizano y que sabía quién lo iba a asesinar y, entonces, según él, blanco es gallina lo pone. Una periodista, dizque porque Pizano se lo dijo, que se iba a quitar la vida, pese a un dictamen de Medicina Legal en sentido contrario. Incontinentes verbales, abusivos, cazadores de oportunidad, irresponsables.
Cecilia Orozco, María Jimena Duzán, El Espectador, impecables, cumplieron con la palabra empeñada a Jorge Pizano y que, desde hace tiempo, han estado comprometidos en la lucha contra la corrupción.
Respeto al dolor de la familia Pizano. Respeto a la verdad, que la sociedad reclama.
