Dos características les son comunes a todos los fundamentalistas, vengan de donde vengan. La primera es que, en lugar de estudiar y analizar los argumentos, los moldean según su interés y conveniencia: los adoptan si les son propicios y los desechan si les contradicen. Y la segunda es que, por esa misma deshonestidad intelectual, terminan tarde o temprano, patinando en las fangosas aguas de la contradicción.
Esta semana, el Procurador dirigió su acostumbrada pataleta periódica contra la decisión del Ejecutivo de suspender la fumigación de cultivos ilícitos con glifosato.
Según Ordóñez, el gobierno central ocultó deliberadamente la información contenida en el estudio desarrollado por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer), que minimizaba el potencial patógeno del glifosato.
Respeto por el concepto científico de la IARC, ha pedido el procurador. Sí. El mismo procurador que hace meses descartaba con desdén y arrogancia las decenas de estudios científicos que avalan la adopción entre parejas del mismo sexo y descartan los posibles efectos negativos de ella en los niños adoptados.
Se apoya Ordóñez, ahora defensor de la ciencia, en el estudio de la IARC que dice que las aspersiones con glifosato “no llevan a un escenario real de cambio en el nivel de riesgo para la salud”, pero ignora, entre muchísimos otros, el estudio de la University of Virginia que resalta con contundencia que “no se han revelado diferencias importantes en el ajuste y desarrollo de los niños o adolescentes criados por parejas del mismo sexo en comparación con aquellos criados por parejas del otro sexo.
Y cita una vez más el señor Ordóñez, ahora abanderado de la ciencia, el mencionado estudio de la IARC: “El análisis de las quejas reportadas a la fecha, por afectación a la salud presuntamente relacionada con la exposición a la mezcla de aspersión, ha mostrado la inexistencia de elementos que permitan establecer una relación de causalidad en casi la totalidad de las mismas”. Pero ignora de manera deliberada el extenso y contundenteinforme de la Academia Americana de pediatría en el cual se señala que los niños que crecen con madres lesbianas tienen un funcionamiento emocional, cognitivo, social y sexual, igual al de los niños cuyos padres son heterosexuales.
¿Por qué en los primeros casos de ambos ejemplos el procurador respeta la ciencia y en los segundos no? Porque en los primeros casos la postura de la ciencia resulta útil a su causa y en los segundos la contradice.
Al procurador le tiene sin cuidado la ciencia: si la ciencia provee cien estudios que contradicen su postura y dos que la apoyan, él se apuntala en estos últimos y enarbola la cruz de la Santa Madre Iglesia con pose de argumentador científico.
No logro concebir un mejor ejemplo de deshonestidad intelectual que la imagen de quien ignora y oculta información científica que le contradice, levantando desvergonzadamente el dedo para acusar a alguien más de hacer exactamente lo mismo.
