Según el informe hecho por la Fundación Paz y Reconciliación en 14 regiones, el año pasado hubo 56 días de cese al fuego debido a las cinco treguas declaradas por la guerrilla, lo que llevó a una disminución del 40% de los enfrentamientos entre las Fuerzas Militares y las FARC. Las hipótesis apuntan a dos cosas; una voluntad de la guerrilla en dosificar su accionar militar en medio de las negociaciones; dos, a un cambio en su táctica militar enfocada a la planeación de ataques a la infraestructura petrolera y energética del país más que a los combates en terreno.
Se llevaron a cabo 542 golpes a la infraestructura petrolera, en su mayoría a torres de energía en Putumayo y Norte de Santander, acciones que equivalen a la mitad del total de las acciones hechas por las FARC en el 2014. El cese al fuego unilateral hizo que se redujeran las acciones militares en las que caían soldados, guerrilleros y campesinos para concentrarse en la arremetida contra de la empresa petrolera.
El 15 de enero de 2014 se dio fin a la tregua que mantuvo silenciados los fusiles durante un mes y las FARC no esperó para usar un cilindro bomba y atacar la unidad militar del Batallón 55 de Puerto Asís que dejó a un soldado muerto y tres heridos. Esta nueva modalidad ofensiva compuesta por nuevas tácticas menos aparatosas pero más calculadas, reemplazaron las emboscadas con más de 30 guerrilleros a las que estaba acostumbrado el Ejército; estructuras militares de entre 6 y 10 guerrilleros expertos en disparos de alta precisión y grupos de tres, llamados “comisiones mineras”, que cavan huecos para instalar cargas subterráneas. Métodos de guerra que también les ha servido para la implementación de explosivos a orillas de las carreteras como sucedió en el municipio de Argelia Cauca y el bajo Cauca antioqueño.
Pero además del replanteamiento militar, las FARC también ha cambiado su estrategia política a través de la implementación de “guías”, guerrilleros que se acercan a la población civil con un discurso pacifista para empezar a preparar el terreno del postconflicto; en otras palabras, las FARC han dejado progresivamente el reclutamiento y la cultura del campamento para enfocarse en el trabajo político con las comunidades.
Sin embargo, a pesar de la aparente voluntad de paz, en otras zonas ha surgido una modalidad de hostigamiento que hace años no era practicada por la guerrilla. Han comenzado a cobrar vacuna y a extorsionar campesinos, pequeños agricultores y ganaderos como una manera de adquirir liquidez después de un año en el que invirtieron varios frentes invirtieron dinero en marchas y movilizaciones. En Caquetá, por ejemplo, les cobran a quienes tengan más de diez cabezas de ganado y en Neiva hubo veintidós ataques con explosivos a locales comerciales en 2014.
En cuanto a las perdidas humanas que deja la guerra, según el informe de Paz y Reconciliación, el año pasado se salvaron de morir o de ser heridos gravemente cerca de mil combatientes y alrededor de cuatro mil civiles. Mientras por otro lado se han disminuyeron las desmovilizaciones de guerrilleros de las FARC en comparación con el 2013, pues los mandos medios que antes tenían intención de dejar las armas se han dado cuenta que pueden obtener mayores beneficios si se sujetan a los acuerdos que se firmen en La Habana, que si lo hacen individualmente; pero aún así, el año pasado se dieron entregas importantes como la de Simón Bernate, líder histórico de las FARC cercano a Alfonso Cano.
Después de la tregua que comenzó el 20 de diciembre de 2014, no se ha registrado ninguna acción violatoria de la tregua por parte de las FARC lo que sugiere que los comandantes guerrilleros tienen el control sobre sus estructuras militares y las versiones sobre su supuesta división son simples especulaciones. A pesar de que se han dado hechos violentos en las que se han visto involucradas las Fuerzas Armadas y la guerrilla, la mayoría han sido bombardeos y campos minados que existían antes del establecimiento de la tregua.
En 2014 el grupo guerrillero cumplió cincuenta años y para su conmemoración tenían preparada una escalada de 17 días en mayo, pero según información recogida en terreno por la Fundación Paz y Reconciliación, esta fue suspendida para cumplir con el pacto.
Al fijar la mirada sobre los secuestros se podría afirmar que estos se redujeron notablemente pues el año pasado sólo se registraron cuatro casos; uno en Maicao, dos en el Meta y uno en el Cauca. Hoy el debate se encuentra en torno a quienes fueron retenidos hace varios años. Así mismo los nuevos reclutas viven ahora más en sus veredas, con sus familias incluso haciendo labores agrícolas, que recibiendo entrenamiento militar y durmiendo en los campamentos de la selva.
Ante una estrategia de reinserción política, el grupo guerrillero ha empezado a ceder la administración de justicia a las comunidades por medios de las Juntas de Acción Comunal. Organizaciones que así no cuenten con una total autonomía porque están bajo la supervisión de las FARC, ahora tienen espacios que promueven la resolución de los conflictos a través del diálogo. Actualmente las FARC convocan reuniones donde intentan reconstruir su base social y preparar su base política, y aunque la comunidad acude con miedo y casi de forma obligada también lo hacen con mucha expectativa.
Los 281 municipios que fueron tenidos en cuenta para la elaboración del informe de la Fundación Paz y Reconciliación, son en los que hace treinta años han tenido presencia las FARC e incluso en muchos de ellos de manera hegemónica. Por eso es que allí es donde se deben llevar los primeros granos de paz, municipios de extremo riesgo que por su situación geográfica con limitadas vías de acceso, presencia de minería ilegal y producción de pasta de coca, falta de presencia estatal y concentración de tierras, son vulnerables a sucumbir en la ilegalidad. Como concluye Leon Valencia "el postconflicto en Colombia debe enfocarse en la intervención inmediata en los territorios, municipios a los que se lleven mercados legales, ciudadanía y Estado para la construcción de capitalismo en las veredas colombianas."
Informe Paz y Reconciliación 2014