AFÉ CON AROMA DE MUJER, NO FUE PROFETA EN SU PROPIA TIERRA
Desde hace dos semanas la nueva versión de “Café con aroma de mujer” lidera los listados de Netflix en más de 20 naciones.
Paradójicamente en nuestro país no alcanzó a posicionarse en el número uno, pues los colombianos no lograron separarse de la primera versión, comparando a cada momento a la actriz principal Laura Londoño, con la recordada “Niña Mencha.” No fuimos capaces de descubrir las historias que giraban en torno al amor de los protagonistas. El resto del mundo con mirada depurada, se ha dejado seducir por esta telenovela que no fue profeta en su propia tierra.
Dentro de ese universo de personajes que nos ofrece la nueva versión, hay uno que fue tomando fuerza y generó empatía con los televidentes: Leónidas “el agrónomo,” está enamorado de Gaviota, pero sabe respetar el sentimiento que ella siente por Sebastián. Hay una escena muy significativa donde Carmenza la mamá de Gaviota, le dice a su hija que hay diferentes tipos de amores, y de pronto Leónidas era uno de esos. Gaviota le manifiesta que seguramente después de tantas emociones con Sebastián, llega un amor reposado como el de él. Como si ese tipo de amores no fueran los mejores.
Los amores fracasan a menudo por las expectativas exageradas que se tienen sobre el otro, queremos ser redentores, liberadores, sanadores y auxiliadores. Y es donde llega ese cambio repentino del enamoramiento loco, al desencanto que conlleva al distanciamiento. Esto nos demuestra que en la gran mayoría de los casos, sólo se ha amado la imagen, pero no al otro como es en la realidad.
Leónidas ama a Gaviota, con sus luces y sus sombras, no es el villano que quiere acaparar y poseer con locura. Es un ángulo en ese triángulo amoroso posible, es el hombre que ofrece un afecto sano y verdadero, es el amor reposado que se decanta después de las grandes tormentas.
Un amor reposado, es el que acepta al otro tal como es y se lo presenta a Dios para que encuentre su verdadera salvación en Él y no en nosotros.