Una de las primeras universidadades que cambió su forma de enfrentarse a la pandemia fue la Universidad de los Andes. En efecto, fue el primer claustro que estableció confinamiento y utilización de las plataformas virtuales para seguir con los procesos académicos. Luego de ella, las universidades con más experiencia en temas virtuales la siguieron, como el Politécnico, la del Área Andina, La Sabana, entre otras. Por último, las demás, aunque muchas de ellas la semana pasada todavía había cargos medios, es decir “directores”, que pedían reuniones o personal administrativo laborando en las instalaciones como si ellos no se enferman. Evidenciando irresponsabilidad y falta de competencias blandas y gruesas de los “gerentes”. Para terminar, todos confinados, después de los decretos de los alcaldes de Medellín y Bogotá que ese empató con el decreto gubernamental de esta semana.
No obstante, comenzaron las contingencias de volvernos virtuales. Uno, en promedio los profesores universitarios no son profesores virtuales sino presenciales. Dos, aunque la gran mayoría de las universidades tienen plataforma virtual y hay algunos profesores que trabajan en ello, la gran mayoría no tenemos competencias para ello. Sin olvidar, que casi todas las universidades ofrecen cursos para prepararse pero no quiere decir que se utilice lo aprendido o todos los profesores lo haya realizado. Tres, no es lo mismo hacer una clase presencial a virtualizarla de un día para otro. La enseñanza no es una plataforma, es una construcción y deconstrucción del conocimiento que necesita experticia, pues virtualizar no es solo poner lecturas y videos como mucho de nosotros hicimos. Cuatro, así como hay universidades que comprenden que tienen un talento humano cualificado y entregado a su trabajo, también hay “universidades” que utilizaron la coyuntura para reducir costos y comenzaron la masacre laboral, aunque el Ministerio de Trabajo dijo “que por ahora no se podía”. Un ejemplo de ello, lo efectuó el Politécnico Colombiano Jaime Isaza David el 20 de marzo, que presuntamente estableció “suspender los contratos de cátedra, a partir del día veinte de marzo de 2020, a excepción de los contratos de cátedra no directa para los programas de riesgo y salud psicofísica”, ratificando la poca empatía y humanidad del supuesto templo del saber.*
Sin embargo, también debo aplaudir a los estudiantes, que frente a la coyuntura en promedio están muy sintonizados bajo la capacidad instalada. A las universidades que con su ejemplo, reflejan su ética como su responsabilidad social empresarial, pero sobre todo mis agradecimientos y admiración a las empresas como Arturo Calle, Cinema S.A. Crepes And Wafles, Seguros Bolivar y Bodytech, que comprendieron la contingencia, en virtud que su pivote son la vida y la cooperación no el individualismo y la ganancia. Sin olvidar, que si lo miramos desde clima organizacional, esto genera fidelización en la cadena productiva, como de los empleados y sobre todo de nosotros los consumidores al mejorar la imagen que teníamos o tenemos de estas empresas con Responsabilidad Social Empresarial.
Para finiquitar, quiero agradecer y ofrecerles mis respetos al personal médico que afronta la pandemia bajo las condiciones neoliberales de la salud en Colombia. A las personas que por sus trabajos no pueden quedarse en sus casas, como son los de los supermercados, farmacias y seguridad. De igual manera, no olvidemos a las personas de la calle, a los sintecho, a los animales no humanos. Es hora de reflejar nuestra ética, nuestra empatía, nuestro amor, ya que juntos podemos superar esta contingencia.
*El Politécnico Colombiano Jaime Isaza publicó en su página oficial que no ha suspendido contratos de cátedra. https://www.politecnicojic.edu.co/index.php/destacado/2730-contratos-de-catecra-no-se-han-suspendido-en-el-poli