En 2014, después de que su nieta favorita, María Margarita Diazgranados, se coronara reina del Carnaval de Barranquilla, Julio Gerlein armó una fiesta al mejor estilo de la poderosa familia: contrató 500 bailarines, le mandó hacer 15 vestidos con piedras preciosas de diseñador y llamó personalmente a Juan Luis Guerra para que se presentara en el estadio Romelio Martínez en la noche de coronación. Durante los 5 días del Carnaval, en el Country Club de Barranquilla no se habló de otra cosa que no fueran los mil millones de pesos que Gerlein le había pagado al cantante.
Pero ese año una alegría más grande ocuparía la agenda de los Gerlein. Su pupila, Aida Merlano, llegaba a la Cámara de Representantes con el aval del partido conservador. En Bogotá no la conocía nadie y por eso sorprendieron los 67.414 votos que alcanzó la fórmula del senador Roberto Gerlein, el barón electoral del departamento del Atlántico y hermano menor de Julio. Cuando tenía 16 años, Aida Merlano tenía altas aspiraciones políticas pero sabía con certeza que no se cumplirían si no salía del barrio Buenos Aires ubicado en el suroccidente de Barranquilla en el que nació y se crió. Antes de cumplir la mayoría de edad Aida había quedado embarazada. La rescató Julio Gerlein, un ingeniero 36 años mayor que ella, que la sacó del barrio y la puso a vivir en un lujoso apartamento en el sector de Villa Santos. Para 2018, la barranquillera estaba lista para llegar al Senado, y una vez más, consiguió que Julio Gerlein, pasando por encima incluso de su hermano, la financiara.
Aunque los Gerlein eran una familia de políticos, Julio fue el rebelde que se opuso a seguir los pasos de sus hermanos, Roberto y Jorge, y se convirtió en el Rey Midas de la contratación pública en la Costa. En 1992, fundó la empresa Valores y Contratos, Valorcon, con la que Gerlein ha ganado una larga lista de millonarios contratos. En junio de 2015 el Gobierno nacional y la Corporación Autónoma del Magdalena (Cormagdalena) firmaron una Alianza Público Privada (APP) para recuperar la navegabilidad del río Magdalena. La inversión de dos billones de pesos fue delegada al Consorcio Navelena, integrado por Odebrecht con un 83%. El resto quedó en manos de los Gerlein, es decir, el 27% de la sociedad. Sin embargo, apenas un año después, el 22 de diciembre estalló el escándalo por la contratación de Navelena con una cadena de episodios irregulares que llevaron en abril de 2017 a Cormagdalena a declarar la caducidad del contrato, lo que le significó al consorcio una sanción por más de $55.000 millones.
Otro de los megaproyectos fue la Autopista Conexión Norte para comunicar el bajo Cauca con la Costa Atlántica, una obra de $875.000 millones, en la que los Gerlein tienen un 25% de la concesión.
En 2015, Gerlein volvió a festejar pero esta vez por su nuevo hijo consentido: el proyecto de la remodelación del Aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla. Se invirtieron $610.000 millones siendo el proyecto en el que Valorcon tenía mayor influencia, pues se quedó con el 41.5%. Se le concedió el proyecto al Grupo Aeroportuario del Caribe conformado por Valorcon, la multinacional gringa Ghafari Aassosiates y Equipo Universal, propiedad de Luis Fernando Navarro, pero administrada por Gabriel Montoya de Vivero conocido por hacer una póliza falsa en el escándalo de Comsa, la empresa española en el que estuvo implicado hasta el Rey Juan Carlos.
Esta celebración de Julio Gerlein acabó pronto cuando en 2016 su hermano menor Jorge, quien además era su socio mayoritario en Valorcon, falleció a causa de un infarto. En Barranquilla no era un secreto que, como costumbre familiar, a Jorge también le gustaban las reuniones y fiestas. A diferencia de Julio, era recurrente. El exceso de alcohol lo condenó a morir con 76 años. Julio Gerlein tomó las riendas de la empresa familiar pero la pérdida de su hermano marcaría un antes y un después.
El matrimonio de su nieta María Margarita en 2017 sería la última fiesta en la que Julio Gerlein estaría rodeado de 500 invitados en el salón Jumbo del Country Club pero sobretodo la última vez que sonreiría en una fotografía familiar al lado de su eterna esposa Margarita y sus tres hijos: Margarita, Fernando y Julia, además de veinte nietos. La caída del emporio empresarial de los Gerlein se avecinaba y también la inmaculada novela que Margarita y Julio habían protagonizado a la perfección durante 64 años.
La última vez que Julio Gerlein habló con Aida Merlano fue en 2018, la llamó a felicitarla por su triunfo alcanzado en las urnas, su sueño de llegar al Senado era una realidad. Colgaron, no sin antes prometerse que al día siguiente lo festejarían al estilo de Julio. Una hora después, Merlano fue capturada en la Operación Casa Blanca por fraude electoral. Aida Merlano les salió cara a los hermanos Gerlein. El exsenador Roberto negó cualquier relación con ella, pero le ha sido imposible esconder las alianzas que hizo en su momento cuando era una fuerte llave electoral. La detención de Aida ocasionó incluso incómodos roces familiares ya que es claro para la Fiscalía que Julio Gerlein, quien invirtió cerca de $6.000 millones, estuvo detrás de ella todo el tiempo.
A sus 79 años, Julio Gerlein tuvo que visitar la Fiscalía por primera vez en calidad de acusado. Aunque lo imputaron por la financiación ilegal de la campaña de Aída Merlano, con la asesoría de su abogado Jaime Lombana intentó desmarcarse de cualquier relación con Merlano. Sin embargo, este no sería su único dolor de cabeza, Aída Victoria, la hija de Merlano, confesó ante la prensa el padre que había sido Julio Gerlein en sus 18 años de vida.
Aida Victoria no era una desconocida para la familia, los nietos Gerlein salían con ella y la trataban como un miembro más de la familia. Cuando Aída Victoria prendió el ventilador, su padre de crianza la amenazó con pegarle 17 tiros en la cabeza si seguía abriendo la boca. La reputación del ingeniero Gerlein quedó por el suelo. Nada ha vuelto a ser igual desde entonces.
La estocada final para Gerlein fue declarar a unas de sus empresas en quiebra, una verdadera vergüenza familiar. La empresa Nuevo Aeropuerto SAS de la que hacía parte Valorcon para la obra del aeropuerto de Barranquilla, decidió liquidarse con deudas que ascendían a los $20.000 millones. Gerlein no pudo responderle a los proveedores con los que trabajó durante décadas y que hoy denuncian que desde 2018 han tenido retrasos con los pagos. Julio no ha dado la cara y en el Country Club no se la ha vuelto a ver.
Después de 6 años de dar inicio a las obras, Barranquilla todavía no tiene un aeropuerto en optimas condiciones. Las fotografías en redes sociales abundan, en las que se ve al personal trabajando con paraguas a causa de la gran cantidad de goteras, maletas mojadas y pasajeros bajo el agua. Hasta el alcalde Jaime Pumarejo, entre líneas, ha condenado los hecho y ha exigido al Grupo Aeroportuario del Caribe, del que hace parte Valorcon, que invierta en el negocio que se ganó.
En febrero de 2020, antes de que llegara la pandemia a Colombia, Karen Abudinen, en ese entonces consejera presidencial, visitaba religiosamente el aeropuerto de Barranquilla para asegurarse de que estuviera listo para la asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo que tendría lugar en marzo. "Tengo un mapa mental, tan preciso como los planos de los arquitectos” eran las palabras de la exministra de las TIC quien afirmaba que el 90% del aeropuerto estaría en condiciones optimas para esa fecha. Hoy, año y medio después sigue en malas condiciones y retrasos en la entregado. Ante las criticas, Ángela María Orozco, ministra de Transporte, y Manuel Gutiérrez, el presiente de la ANI, aseguraron que el aeropuerto finalizará su remodelación en junio de 2022.
Julio Gerlein, a sus 81 años, está teniendo una vejez amarga. Sus líos judiciales le han traído complicaciones no solo en su preciado negocio, eterno matrimonio y la complicidad con sus hijos, que nunca le perdonaron que su relación con Merlano saliera a la luz, ahora también sufre quebrantos de salud. El contratista esperaba descansar después de más de 60 años de carrera y dejar Valorcon en manos de su heredero: Julio junior. Pero sus planes se truncaron, su retiro no está cerca, al menos hasta que se defina su responsabilidad en las irregularidades de la construcción del Aeropuerto Ernesto Cortissoz que hoy está lleno de goteras al igual que la casa Gerlein.
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