Aunque la noticia no sorprendió a muchos, sí llega a complicar muchísimo la excelente relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita. El asesinato del periodista, un duro crítico del príncipe saudí, es un misterio que se ha ido resolviendo poco a poco. Desde su desaparición, muchos sospecharon que había sido asesinado por orden del príncipe Mohamed. Pero probarlo era otra cosa. Turquía y otros países empezaron sus propias investigaciones, y aunque Arabia Saudita ya condenó a pena de muerte a los supuestos responsables (una estrategia para proteger al príncipe), la CIA dijo el viernes que era imposible que el líder saudí no supiera nada.
Los 11 agentes que asesinaron a Khashoggi viajaron en un avión del Gobierno saudí y el mismo hermano del príncipe, Khalid Bin Salmán, fue quien llamó al periodista para pedirle que viniera a la ciudad y que su seguridad estaría garantizada. Ante las revelaciones, los saudíes quedaron mudos (literal, no han dicho nada desde que el Washington Post publicó todo) y Trump dijo que espera un informe completo para el lunes o martes.