Hace unos años, Antonio Caballero, escribió una columna titulada "Jinete de Tigre", en la que hacía alusión a una metáfora sobre el poder, representado en el tigre, y el uso excesivo y obligado del mismo, encarnado en el jinete, que para no verse devorado por el tigre, debía cabalgar incesantemente hasta el fin de sus días.
Uribe, a quien Caballero asimila al jinete, está a ad portas de ser devorado por el tigre. Ganó las presidenciales creyendo que con eso garantizaría para él la impunidad.
Le torcieron el cuello a Vargas Lleras en las elecciones presidenciales de primera vuelta, sobre la base de acuerdos y alianzas impresentables, con lo cual garantizaron la unidad de las élites alrededor de Duque, en el que podría ser el mayor robo electoral de la historia.
Duque, cuyas principales virtudes son equivocarse sin ruborizarse y desgobernar creyendo que hace lo contrario, es el principal enemigo de Uribe.
No tanto porque esto allane el terreno de las presidenciales a la izquierda, en cabeza de Petro, sino porque sus mismos aliados y "amigos", si es que se les puede llamar así, ven con peligro la forma en que Uribe administra sus crisis, entregando a sus alfiles más cercanos o lo que extrañamente les sucede cuando entran en desgracia, mueren en extrañas circunstancias.
De hecho, Petro lo advirtió en las elecciones y creo que como en casi todas sus afirmaciones, tiene otra vez la razón, el único que puede proteger a Uribe de su debacle es Petro.
Uribe como buen calculador que es, debe estar pensando alguna estratagema que le permita conjurar esta crisis, de lejos se le nota el arrepentimiento de haber ungido a Duque, que no descarte el ofrecimiento que Petro le ha hecho.
De lo contrario, el tigre se lo devorará lenta y dolorosamente.