En la mañana del jueves durante la instalación del Congreso cafetero, con un Ministro de Hacienda sereno y diplomático, nada indicaba que habría terremoto. José Antonio Ocampo dio su discurso y el gerente de la Federación de Cafeteros nombrado desde hace siete años, el gobierno Santos, rindió su informe. Se siguió el orden del día y el trabajo por comisiones en la sede en la calle 74 en Bogotá. Con el precio del dólar por las nubes había más caras alegres que otra cosa.
Sin embargo sobre los directivos cafeteros sabían del pecado: la Contraloría investiga un$ 500 mil millones por ventas a futuro a grandes, medianos y cooperativas de caficultores. Una gruesa suma que pesa sobre el fondo nacional del café fondeado con dineros público. Felipe Córdoba llevaba la investigación pero el entonces contralor, coterráneo del presidente de la Federación prefirió pasar de agache y no hacer ruido. Sin embargo, los ministros de Hacienda y Agricultura saben muy bien de qué se está hablando y el tamaño de las cifras.
Nadie dijo nada, pero en la tarde sonó el teléfono desde la Casa de Nariño. La suerte del presidente de la Federación de Cafeteros estaba echada. Sin dificultad, Vélez presentó su carta de renuncia en la tarde de ayer.
Claramente habrá un cambio de política frente al manejo del Fondo Nacional del Café en el que el gobierno interviene directamente. La Federación dejará de ser el templo de Juan Manuel Santos quien puso presidente hasta Roberto Vélez, un hombre del entonces ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien al final dejó un mal sabor.