En agosto de 2019, el ex jefe negociador de las Farc Iván Márquez, reapareció en un video junto a Jesús Santrich, alias El Paisa, alias Romaña y otros excombatientes anunciando su regreso a las armas. Márquez, luego de haber llegado a un acuerdo con el Estado colombiano decidió regresar a la clandestinidad y fundar la Segunda Marquetalia. Una organización criminal dedicada a varios delitos en la frontera colombovenezolana con una alta influencia en Arauca, Norte de Santander y el Estado de Apure; con varias alianzas pudieron llegar también a una parte importante en el departamento de Antioquia.
Sin duda, esta fue una traición al pueblo colombiano por parte de las Farc y quienes creían en el proceso de paz. La mayoría de líderes cercanos al proceso lo rechazaron de forma contundente. Sin embargo, mientras esto ocurría el entonces senador Gustavo Petro comenzó a vender la idea de que la traición de estos líderes había estado precedida por un entrampamiento a Jesús Santrich por parte de la Fiscalía General de la Nación. A pesar de que la misma Corte Suprema de Justicia había avalado su extradición a los EE. UU. por concierto para delinquir y tráfico de estupefacientes.
Esta narrativa la mantuvieron varios líderes del Pacto Histórico durante la campaña a la presidencia y la instalaron como una “verdad” dentro del gobierno nacional, al punto que el entrampamiento es uno de los argumentos más fuertes del presidente para volver a entablar los diálogos con esta disidencia.
El Gobierno Nacional hoy quiere darle una segunda oportunidad a Iván Márquez y su Nueva Marquetalia para alcanzar la paz total. Lideres como Humberto de la Calle han señalado que la única opción de esta disidencia es someterse a la justicia. Sumado a que, las condiciones que está planteando el presidente son más benevolentes que las del proceso que ellos mismos traicionaron.
En un documento borrador de la oficina del Alto Comisionado para la Paz, revelado por varios medios de comunicación, se establecen los puntos generales con los cuales el Gobierno Nacional negociará con estas disidencias. Quienes se sometan a este proceso pagarían un máximo de 4 años de cárcel, los cuales no se cumplirán en centros de reclusión tradicionales, sino que se crearán unas zonas de ubicación temporal donde será introducido el concepto de prisión comunitaria.
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Lo más preocupante es que dentro del texto se contempla que estas organizaciones criminales puedan quedarse con el 10 % de los bienes y dineros producto de las actividades ilícitas
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Para los altos mandos de estas organizaciones, como Iván Márquez, si colaboran en el esclarecimiento de delitos atroces la pena tendrá una rebaja de hasta el 60 %. Una vez hayan cumplido las tres quintas partes podrían acceder a la libertad condicional. Lo más preocupante es que dentro del texto se contempla que estas organizaciones criminales puedan quedarse con el 10 % de los bienes y dineros producto de las actividades ilícitas.
Un informe de la Fundación Ideas para la Paz señala que, “La Segunda Marquetalia está aún lejos de tener las dimensiones y capacidades de las antiguas Farc. Si bien busca evocar a esta guerrilla, se asemeja más a una combinación ecléctica de facciones armadas que aspiran a tener mayores niveles de autonomía y que buscan respaldo económico o ganar stento ideológico”. Aun así, las cartas de negociación con las que Petro quiere entrar para entablar una nueva negociación, se hacen como si estuviéramos hablando de un grupo más fuerte de lo que es y que no ha traicionado ya un acuerdo de paz. ¿Cuál es el mensaje que se envía a las demás organizaciones? ¿Se puede en este Gobierno incumplir los acuerdos y después salir premiado?
Concuerdo con De la Calle, que el único camino que le queda a la Nueva Marquetalia es el de someterse a la justicia. No puede caerse en la burla de unos pocos que ya tuvieron la oportunidad y no la quisieron aprovechar. Por el bien de la institucionalidad y de la implementación vigorosa de los acuerdos de paz, espero que el presidente Gustavo Petro, recapacite.
@Danielbricen