Señor secretario de Hacienda de Bogotá (Juan Mauricio Ramírez): manchaste, desluciste, echaste a perder algo que estaba funcionando correctamente, que daba acceso al ciudadano del común al pago de sus impuestos, sin intermediarios para el acceso a la información tributaria.
Aduces en tu defensa que esperas recaudar este año 4 billones, aumentando un 11 % en comparación al año anterior; así mismo expones la seguridad de la información, y por esto has habilitado tu famosa oficina virtual.
Señor secretario, el aumento del recaudo en nuestro país… está histórica y culturalmente probado que la coerción mediante intrincados procesos contables o informáticos NO FUNCIONA. No porque el sistema sea defectuoso, no funciona porque es un problema cultural y eso, señor secretario, su nuevo software no lo puede contemplar como parámetro.
La cultura de la evasión y no pago es heredada de la cultura mafiosa, asociada al “usted es un berraco por que no pagó sus obligaciones”. Entonces, señor secretario, su primera razón debería ser atacada desde la educación y cultura ciudadana, y en esto la profundidad es igual al mar.
Ahora bien, sobre la seguridad de la información, debe estar mejor enterado, pues ahora existen empresas especializadas en seguridad digital que en resumidas cuentas aseguran la integridad y privacidad de la información de un sistema informático y sus usuarios, instalan medidas de seguridad que evitan daños y problemas que pueden ocasionar intrusos.
Si estas eran las razones que usted ha esbozado en repetidos medios de comunicación para el cambio del sistema de facturación de impuestos en Bogotá, pues la cagó.
Echaste a perder una plataforma que era amigable con el usuario, permitía una interacción rápida, y sobre todo generaba fácilmente métodos de pago para el usuario, que en últimas es lo que desea el que tiene la intención de pagar.
Perdió Bogotá y sobre todo perdieron los usuarios, ahora deben pagar a un intermediario que les expida el recibo (testigo de presencia) tres mil pesos colombianos, deben registrar un correo y registrar una información. Creo que la intención tributaria era recopilar la información de los contribuyentes, pero tornaste algo de fácil uso en un embrollo de consecuencias en recaudo desastrosas.
Reflexiones ciudadanas.
Los cambios deben ser dirigidos a la mejora de los procesos, pero en este caso tornaron un proceso medianamente bueno, en algo totalmente defectuoso. El pago oportuno de los contribuyentes se debe en gran medida a su intención de cancelar sus acreencias fiscales, quiero decir “porque tiene cultura de pago”, evitar la evasión o el no pago. Señor secretario, no debe ser enfocado coercitivamente, (“si no se registra y da su número de celular, correo electrónico, dirección actual, color de sus ojos y fotografía de su rostro) ¿no le generamos la factura?”)
Perdió Bogotá.