He recibido un audio del jurista quindiano y luchador social César Arias, mediante el cual hace un lúcido comentario acerca de lo que representa para los colombianos la actual regla de fijación de precios de la gasolina y la existencia del Fondo para la Estabilización de los Precios de los Combustibles -FEPC-.
Según nos lo recuerda nuestro comentarista, tales mecanismos son el resultado de una misión del Fondo Monetario Internacional que vino al país en mayo 1997 a dejarnos las “recomendaciones” de que dan cuenta las mencionadas políticas de precios y estabilización, con las cuales quedaron valiendo cero los procedimientos contables que hasta entonces se utilizaban para calcular los costos base para la definición de tales precios y atados estos al vaivén del mercado internacional.
La adopción de la normatividad correspondiente quedó en manos del presidente de entonces, Andrés Pastrana Arango, quien no se hizo repetir la orden, y presto expidió la resolución 23 de diciembre de 1998 para darle cumplimiento cabal a estas imposiciones.
Sin embargo, solo fue en el gobierno de Álvaro Uribe que vino a crearse el Fondo de Estabilización, en torno al cual se ha puesto a girar la idea de que él es garantía de que un incremento exagerado y abrupto de los precios internacionales no incida de manera traumática en los precios nacionales. Es decir, que para que no se incrementen de manera intempestiva los precios internos a consecuencia de similar fenómeno en el exterior, hay que irlos incrementando por cuentagotas, no importa que tales gotas estén costando cada mes $380 más en promedio que en el mes anterior. En lo que va corrido del actual gobierno, el precio por galón pasó de $9.139 a $13.694, lo cual equivale a decir que hoy la gasolina vale un 49,84 % más de lo que valía al final del gobierno de Duque
Ante tan difícil panorama, César Arias se pregunta: ¿Que hacer, entonces? Y la respuesta que el mismo Arias nos ofrece coincide con el pensamiento de quienes aún conservan ese espíritu contestatario que les era característico cuando enfrentaban a los regímenes neoliberales en curso y se planteaban la transformación revolucionaria de la sociedad:
Hay que acabar con ese esperpento de fondo y cambiar la fórmula de fijación del precio interno, lo cual debe incidir en su reducción al consumidor final. ¿No será que a mi apreciado amigo le faltó proponer que a los gringos no se les compre ni un galón más y que acudamos a otros mercados, como el de Venezuela, por ejemplo, donde se puede adquirir a solo 0,016 centavos de dólar el galón? ¡Pues yo lo propongo!