Nunca antes el Polo Democrático, había tenido una oportunidad de oro, para comenzar el largo camino hacia el poder. La Dra. Clara López, revivió para este partido político, las esperanzas de gobernanza institucional, a pesar de insistir erróneamente en la defensa de Samuel Moreno, ex alcalde corrupto que frenó la creciente simpatía popular por un movimiento de izquierda en la capital colombiana.
Cuando no se creía en el Polo, llegó Clara y como el ave fénix, lo sacó del charco, convirtiéndolo en pieza clave para armar el rompecabezas de las alianzas en la segunda vuelta presidencial. Casi 2 millones de votos, son apetecidos por cualquier líder político, más, cuando se quiere tener un presidente con la mayor legitimidad posible que le permita el suficiente liderazgo para abordar temas tan cruciales como la Paz, revolcón en el agro, la educación, la salud, la justicia, el medio ambiente, órganos de control, entre otros, que en el próximo cuatrienio estarán de alquilar balcones.
Después de fusionarse con el Polo Democrático Independiente, en el 2005, hoy el Polo de Clara, está renovado, oxigenado y con posibilidades serias de tener participación en los espacios de poder del gobierno nacional, si logra cuajarse la unión con el candidato Presidente Santos y si éste gana las elecciones del 15 de junio próximo. Ya veremos. Lo cierto, es que de darse estas dos hipótesis, sería la primera vez que una líder candidata de izquierda sea tenida en cuenta a la hora de conformar el gabinete ministerial, ¿Por qué me imagino que eso desea Clara? De ser lo contrario, negaría inclusión social a su misma gente, debido a querrán trabajar precisamente por el bienestar de los suyos y de los intereses reales de Colombia, al menos, en esta última parte, es donde mayor fuerza se les escucha a sus líderes.
Ese grito soberano, es lo que han reclamado toda la historia republicana los líderes de izquierda; hoy tienen esta valiosa oportunidad. Con la posible entrada al apoyo partidista en favor de la campaña de reelección del Presidente Santos, abandonan en hora buena, las banderas de la oposición que están desgastadas por cierto, dándole espacio a los doctores Óscar Iván Zuluaga y Marta Lucía Ramírez, si pierden, para que estos muestren al país un nuevo estilo e ideario político a la oposición democrática, quizás logren por ejemplo, establecer de una vez por todas, el estatuto de la oposición política, que jamás se ha reglamentado a pesar de estar consagrada en la Constitución del 91.
Teniendo un gobierno de centro izquierda y una oposición de derecha que representa los sectores más influyentes del la Nación, quizás logren avanzar en esta reglamentación legal que tanto bien le sirve a los movimientos y grupos políticos más desfavorecidos. Es la última y excelente oportunidad del Polo Democrático, no aprovecharla es seguir en el mismo juego desgastante de oponerse a todo, y coadyuvar la férrea oposición del Honorable Senador Jorge Enrique Robledo, que está como un roble en esa orilla, demostrando coherencia política, pero perpetuidad opositora, alejándolo cada vez a tener poder en sus manos para ayudar a convertir a Colombia en un país más equitativo y respetuoso del sistema, es decir, sus debates han sido muy benéficos para el Estado, pero frustrante para sus seguidores, situación que cualquier líder con capacidad de convocatoria, no puede darse el lujo de someter a sus súbditos siempre a practicar una política de hambre y vulnerables a cualquier participación política del orden nacional, departamental y local. Clara López, junto con Marta Lucía Ramírez, representan a las mujeres ávidas de poder presidencial en Colombia, de ellas, depende mucho el nuevo norte que trazarán este género que ha sido discriminado a lo largo de la vida, pero que poco a poco ha sabido ganarse su espacio y está tomando roles importantes en los sectores más productivos del país, haciéndolo mejor que los hombres. Es la hora, doctora Clara, para llevar al Polo Democrático al poder si gana el actual Presidente. Analice bien, su nueva responsabilidad política, no desperdicie este momento histórico.