Kamala Harris, una mujer de ascendencia asiática y caribeña y quien hoy podría convertirse en la 47° presidenta de la historia de los Estados Unidos y en la primera mujer en llegar a la Casa Blanca, se crio en un hogar evangélico e hinduista. Años después de terminar sus estudios de Ciencia Política y Economía en la Universidad de Howard, mientras trabajaba como Fiscal de Distrito Adjunta en el Condado en California conoció a quien sería su mentor político y el hombre con el que tendría un romance que saldría a relucir hace tres años, cuando se supo que acompañaría a Joe Biden como su fórmula presidencial.
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La historia de Kamala Harris con Willie Brown empezó cuando ella tenía 29 años y él era el Alcalde de San Francisco, la 13° ciudad más poblada de los Estados Unidos. Se trataba de un 30 años mayor, quien además estaba casado con Blanche Vitero, aunque vivían separados. El romance entre Kamala y Brown se divulgó en el verano de 1994, el día que asistieron juntos al cumpleaños número 60 del alcalde demócrata. Los periódicos del momento no tardaron en escandalizarse por la gran diferencia de edad.
Desde entonces, Willie Brown dio a conocer a Kamala en la alta sociedad de San Francisco y entre la élite política de California, cuya precoz popularidad se acentuó cuando el Alcalde, quien era también el Presidente de la Asamblea de Estado de California, le dio dos importantes cargos: la Junta de Apelaciones del Seguro de Desempleo y la Comisión de Asistencia Médica de California. Empleos con sueldos cercanos a los 400.000 dólares y en los que Kamala se mantuvo durante cinco años.
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Por esos días, Kamala recibió muchos regalos ostentosos de parte del alcalde Brown, entre los que se contaron un BMW último modelo para la época, viajes y un lujoso apartamento. Cosas que, junto con los importantes nombramientos que tuvo, fueron bastante cuestionados por la prensa, ante lo que ella siempre atinaba a responder: “Si te pidieran que estuvieras en una junta, ¿dirías que no?”.
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Aunque, eso sí, ella no era ni mucho menos la única pareja que tenía Brown, puesto que era lo que se conoce como un casanova. Al Alcalde se le solía ver frecuentemente con mujeres jóvenes, hasta el punto de que la revista People en su momento publicó que tenía una sucesión de novias y que normalmente iba a una fiesta con su esposa en un brazo y su novia en el otro.
No obstante, con lo que no contaba ni ella ni sus otras mujeres era con que el FBI tenía puesta su mirada en Brown, acusado de corrupción y tráfico de influencias. Los agentes investigaba millonarios contratos, acuerdos y subsidios que había entregado a personas cercanas a su círculo, socios y familiares.
Las expectativas de formalizar aquella relación se le marchitaron a la joven Kamala por el lío judicial que estuvo antecedido y por la personalidad indecisa de Brown, quien nunca se decidió del todo por la prometedora abogada que décadas después terminaría siendo Vicepresidenta. La relación duró cinco años y no pasó mucho tiempo antes de que éste regresara con su esposa, pero Kamala ya había empezado a volar sola en la política y en el mundo profesional de San Francisco.
Ahora, casada desde 2014 con el abogado Douglas Emhoff, un poderoso de los litigios que ha representado a gigantes empresas como Walmart o Merck, se perfila, según las encuestas, como la primera mujer en llegar a la Presidencia de los Estados Unidos en unas apretadas elecciones en las que su rival es el expresidente republicano Donald Trump.
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