En Noviembre de 2023 salió el último cálculo de la fortuna de Amancio Ortega: 83 mil millones de dólares. En sólo un año su fortuna creció un 53%. Ocupa el puesto número 13 entre los hombres más ricos del mundo según Forbes. A diferencia de otros compañeros de lista, como Bezzos o Musk, Amancio Ortega no derrocha un solo dólar en su fortuna. Sigue viviendo en el mismo sitio a donde se mudó en 1985, cuando oficialmente nació la marca Zara como se le conoce hoy, tiene un piso en el centro de La Coruña y otro a 17 kilómetros de su ciudad, en el Pazo de droso. Por supuesto que tienes sus juguetes, como su propio jet privado y un nuevo yate de lujo llamado Project 2024, construido por astilleros holandeses y cuyo costo salió en 182 millones de euros. A sus 87 años no está mal darse un gusto. Sus inversiones inmobiliarias le han dado tanto dinero como su imperio textil. En Madrid, en plena Gran Vía, tiene su torre Picasso donde funciona la cadena Ser, y tiene cadenas de apartamentos en Dublin, Glasgow y Londres. Sus inversiones inmobiliarias en Gran Bretaña suman los 700 millones de euros. En agosto del 2022 compró, por 500 millones de dólares, su primer rascacielos en Nueva York, el edificio Dutch de Manhattan. Además de sus edificios en Roma, Chicago, Los Ángeles y Lisboa, decidió meterse este año a comprar un mega centro comercial en Seúl. Sin embargo, los orígenes del dueño de Zara no fueron nada ostentosos.
Justo cuando en Melilla, norte de África, dos generales se rebelaron ante la República española, Emilio Mola y Francisco Franco, a comienzos de 1936 y se inició la Guerra Civil, nació Amancio Ortega. A los 14 años, estaba trabajando en una tienda de ropa en La Coruña como mensajero y a los 28 años, en 1963, se casó con Rosalía Mera con quien fundó su primera tienda llamada Zorba en 1975, el mismo año que murió el generalísimo. La idea de abrir un almacén con el concepto de ropa de diseñador fue de su primera esposa, Rosalía. Le pusieron Zorba porque adoraban la película Zorba el Griego, protagonizada por Anthony Quinn, pero se les adelantó una cadena de restaurantes que puso el mismo nombre, así que optaron por Zara.
El ascenso fue demoledor, indetenible. En los ochenta llegó su gran revolución al perfeccionar lo que él llamaba ‘la moda instantánea’, concepto que suponía cambiar las colecciones de Zara cada semana en lugar de cada tres meses (como lo hacían usualmente otros minoristas), lo que a su vez hacía que la variedad de piezas fuera prácticamente infinita e invitaba a los consumidores a adquirir mucho más en un lapso corto de tiempo. En 1989 abrieron la primera tienda fuera de España que fue en Portugal y desde finales de ese siglo están en todo el mundo. A Colombia llegaron en 2012 y causó un suceso inusitado. Si algo define a Amancio Ortega es la austeridad, como lo vimos al principio de este artículo sus abrumadoras inversiones contrastan con la vida sencilla que intenta llevar, algo muy difícil para uno de los 15 hombres más ricos del mundo.
Zara produce cerca de 450 millones de artículos al año lo que le ha generado el cuestionamiento de ecologistas. En 2010, abrieron su tienda on line, pero es la presencia física de estos almacenes alrededor del mundo, lo que ha impuesto una tendencia. La rapidez de Zara es impresionante ya que necesita sólo una semana para aprobar un producto. Las críticas a Zara no se detienen ahí porque sus detractores afirman que para ser empleado de Zara se necesita tener un cuerpo esbelto y tener unos cánones de belleza establecidos.
Ortega, enemigo de gastar plata en publicidad, cree que sus almacenes deben hablar por sí mismos y por eso, las paredes blancas, los amplios espacios deben estar acompasados de un personal que responda a esos espacios.
Ahora toda su vida estará en Amazon Prime, en una serie llamada Así es Amancio Ortega, el hombre que creó Zara, diez capítulos en donde se mostrará el ascenso medido de uno de los hombres más ricos del mundo.