Leidy Johana Gómez Baquero vino a saber qué era lucir un vestido y unos tacones hasta los 37 años, para uno de los días más felices de su vida: su graduación como bachiller con toga y birrete, y un discurso de ceremonia que, por su ‘pilera’, le encargó la coordinadora del colegio Nuevo Chile, localidad de Bosa.
La fecha del viernes 25 de noviembre de 2022 quedará grabada en su memoria con lágrimas de orgullo y alegría, los abrazos de felicitación de sus profesores y compañeras, y los de sus seres queridos: su esposo, y sus dos pequeños hijos.
Leidy Johana dice, sin ruborizarse, que por instantes no podía creer que eso tan especial le estuviera sucediendo: ella, elegante, como nunca se había visto, ante un auditorio, pronunciando unas palabras de gratitud por un logro que jamás imaginó en todos sus años de orfandad, dolor y sufrimiento, desde que fue abandonada por su madre en el antiguo Bronx, cuando apenas tenía 9 años.
Su caso merece un capítulo aparte y de largo aliento, porque es el de una mujer que experimentó desde niña el infierno de uno de los más terribles y temibles antros del vicio, el crimen y la degradación, en el que «solo Dios sabe -afirma ella- pude salir con vida», si es que a eso se le puede llamar "vida", a escasos dos años de haber ingresado a un proceso de rehabilitación y resocialización con el programa Manzana de Cuidado, de la Secretaria Distrital de la Mujer.
Leidy hace parte del equipo de cuidadoras de dicha institución, orientado a la capacitación y protección de la población femenina vulnerable y de sensible impacto social, con cualquier cantidad de dramas y conflictos de diversa índole, como el de las familias fracturadas y disfuncionales, la invisibilidad y la pobreza, que en la mayoría de los casos tiende ser extrema.
Guerreras
Leidy no solo es responsable del cuidado de sus hijos sino de su compañero sentimental en condición de incapacidad física, tras haber recibido siete impactos de revólver en un atentado sicarial.
Para lograr el sustento diario y los 450.000 pesos de arriendo por una vivienda en el sector de Bosa Porvenir, la mujer tiene que multiplicarse en distintos oficios: empleada doméstica por días, recicladora, lavando canastas en Corabastos, y hasta poniéndole la espalda a los trasteos, cuando da fe de echarse una nevera al hombro, o lo que le salga, todo para llevar algo de alimento al final de la jornada.
Días antes de su graduación, no tenía recursos para comprar el vestido y los zapatos de ceremonia. Sostiene, que tanto el traje como el calzado, se lo patrocinaron las buenas señoras a donde va periódicamente a cumplir los oficios domésticos. «Mis jefes», apunta ella.
Cuidadoras
Desde agosto del presente año, Leidy Johana asiste a los ensayos de '¿Quién cuida a las que nos cuidan?', iniciativa artística derivada de las acciones de fortalecimiento de la estrategia pedagógica y de cambio cultural del sistema distrital de cuidado, y de reconocimiento y redistribución de los trabajos no remunerados, con el objetivo de desmontar con ello roles y estereotipos de género. Así lo explica Santiago Mejía Narváez, vocero del grupo Cambio Cultural de la Dirección de Sistema de Cuidado, de la Secretaría Distrital de la Mujer.
«Reivindicar los trabajos de cuidado inicia con reconocer que estas acciones, que históricamente han sido asumidas por mujeres, necesitan de un giro de tuerca».
«El proyecto teatral está inspirado en las historias reales de once protagonistas, que son las historias sensibles de millones de mujeres en Colombia que asumen de manera permanente e innegociable los trabajos de protección que demandan sus entornos: cuidar niños y niñas, personas mayores, familiares con discapacidad, dedicar su tiempo a los oficios caseros, labores que en el imaginario colectivo se resume en la expresión: Ella no hace nada porque se la pasa todo el día en la casa».
«El mensaje escénico implica generar en los hombres una actitud corresponsable y comprometida que desemboque en una práctica de redistribución frente a dichos trabajos, y ellas puedan reducir ese tiempo invertido en un tiempo disponible para ellas mismas, con decisiones y destinos propios».
«De esta manera, se reescribe la historia del cuidado en Bogotá, y se transforman los estereotipos de género y las creencias erróneas que han provocado que las mujeres enfrenten pobreza de tiempo y recursos por la sobrecarga en los trabajos de cuidado no remunerados en sus hogares. Este proyecto está financiado por Open Society Foundations, con el respaldo de la Fundación Barco. La representación de estas iniciativas en conjunto será en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, este martes 29 de noviembre, a las 4:30 PM», concluye Mejía Narváez.
Como un renacer
Para Leidy Johana Gómez Baquero, esta experiencia artística, jamás sospechada en el trayecto de su pedregosa vida, ha sido un acto de liberación, aduce ella: «me ha ayudado a expresar mis sentimientos, a ponerme en los zapatos de otras y otros, a irme sanando de tantas heridas y resentimientos acumulados».
«Es como un renacer de las cenizas en las que estuve prisionera tantos años. Yo vine a saber de Dios ya adulta, por la señora María Helena Castro, de La Casa de la Roca, mi ángel de carne y hueso, que me rescató de la oscuridad de ese infierno llamado Bronx, y le tomé sentido a la vida por mis otros angelitos de la Manzana de Cuidado de Bosa Porvenir, como Yelitza Jones, que me han ayudado en mi recuperación como ser humano de bien, y donde he aprendido muchas cosas para beneficio propio y de mi familia», refiere Leidy.
En escena
«Apoya tu fatiga en mi fatiga, que yo mi pena apoyaré en tu pena». Este verso del poeta Porfirio Barba Jacob podría inscribirse como epígrafe de '¿Quién cuida a las que nos cuidan?', concepto, dramaturgia y dirección del profesor Enrique Espitia, del colectivo Teatro DC Arte, propuesta ganadora de la convocatoria de la Secretaría Distrital de la Mujer, inspirado en las historias de vida de estas once mujeres que han dejado sudor y huella en el escenario, desde el pasado mes de agosto.
Para el maestro Espitia, oír estas historias, la mayoría desgarradoras, ha sido un nutriente vital para el laboratorio creativo donde se entreteje la voz confesional que nace de las entrañas de estas mujeres, como en un parto, y el ritual liberador de los parlamentos y las actuaciones que, en el transcurso de media hora, tiempo de la performance, alcanza topes catárticos.
De toda esta amalgama de relatos, el dramaturgo construyó uno solo al que llamó María, metáfora de las vivencias de las once mujeres, actrices naturales, que compendia el sentir de la población femenina invisibilizada, excluida y maltratada, con todas sus cargas y frustraciones. El espectáculo integra danza, música y coros, original de la artista Mayelín Sánchez, compuesta para guitarra, acordeón, flauta y percusión.
El profesor Espitia destaca el interés y el esfuerzo de las participantes, que en medio de su trajín diario, el cuidado que ejercen con sus hijos y familiares, el trabajo informal que desarrollan para ganarse la vida, y todas las responsabilidades que asumen, sacan tiempo para cumplir con los ensayos.
«Esto demuestra -puntualiza el dramaturgo-, no solo la vocación que hay en ellas, sino el espíritu de superación ante los obstáculos y las adversidades que se han interpuesto en sus ideales. Lo que les podría faltar de técnica actoral, les sobra en optimismo, compromiso y entrega».
La tarotista
De lo anterior da testimonio Katherine Natalia Moreno Pabuena, de 31 años, residente en Bosa La Paz, madre de un menor con discapacidad, que como la mayoría de sus compañeras de escena, ha transitado caminos de abrojos y espinas, pero a quien, no obstante su rosario de penurias, se le nota en su mirada el brillo del entusiasmo por el proyecto teatral, y la ansiedad por presentarlo este martes 29 de noviembre en el teatro Jorge Eliécer Gaitán.
Natalia, que tiene su glamour, o su pinche, como entre amigas lo conocen, dice que la experiencia con el teatro le ha cambiado la vida, y que ha despertado en su ser aptitudes y motivaciones que la dureza de su destino no le había permitido descubrir.
Sola, con su crío, en el arduo combate del día a día, dice que ha trabajado en restaurantes, vendiendo mercancía, reforzando en materias a niños y adolescentes de primaria y bachillerato. Aprendió inglés por su cuenta y se ha desempeñado como guía turística, pero que también, por sus equivocaciones, subraya que ha tenido sus caídas, de las que se ha repuesto con voluntad y coraje.
En la actualidad, para estar pendiente de su hijo enfermo, afirma que decidió trabajar en su vivienda, por la que paga 440.000 pesos, que salen de su venta de ropa y productos de belleza, y de una habilidad esotérica que heredó de su abuelo y su padre: la clarividencia y la lectura del tarot egipcio y del Rider Waite, una suerte de oráculo místico de la sabiduría y el autoconocimiento, que le ha abonado clientela.
La hábil tarotista agradece los favores recibidos de la Manzana de Cuidado, y resalta a su líder y protectora Yelitza Jones Rodríguez, a quien cita como su 'ángel de la guarda', la que le enderezó el camino cuando estuvo confundida y extraviada, y le hizo caer en la cuenta que tenía por quién luchar y salir adelante en sus propósitos: su pequeño hijo.
«Fue Yelitza quien me rescató de la situación difícil y sin esperanzas en que me encontraba. Me invitó a su sede de la Manzana de Cuidado, y orientó mi vida, y le brindó cariño y alimento a mi pequeño; me enseñó a valorarme y apreciarme como mujer y como madre. Pero lo más importante, me ofreció el amor y la comprensión, cuando más lo necesitaba. Esa es Yelitza, mi ángel», concluye Natalia.
Bachiller a los 51
María Gladys Martín Guerrero, de 51 años, residente en Bosa Porvenir, aquejada por una discapacidad física, y madre de tres hijos, es otra de las integrantes del proyecto teatral '¿Quién cuida a las que nos cuidan?', y refuerza que gracias a la Manzana de Cuidado, logró, a su edad, recibir su título de bachiller.
Su impedimento para movilizarse por sus propios medios, originado hace veinte años por una bala perdida que le comprometió la médula espinal, no ha sido óbice para continuar en su cometido de procurarse una vida digna, igual que para sus retoños.
María Gladys se moviliza en un curioso vehículo que ella llama 'manucleta', un híbrido entre silla de ruedas y bicicleta, en el que realiza sus diligencias de rutina, y le da la oportunidad de ofrecer puerta a puerta, en su vecindario de Bosa, sus productos de belleza. Comparte su espacio habitacional con una hija de 23 años, en estado de embarazo: «Por lo pronto, soy su cuidadora, y cuando nazca el bebé, también lo cuidaré, como abuela amorosa que soy».
Dice sentirse feliz con el apartamento de interés social que está pagando por cuotas mensuales de 360.000 pesos al Fondo Nacional del Ahorro, y orgullosa de sus hijos mayores, que siempre están pendientes de ella.
Participar en la representación teatral ha sido para María Gladys toda una aventura de poder y enriquecimiento, de tener la oportunidad de expresar tantas emociones reprimidas. «En la obra soy María, la matrona, la dura del combo, la cuidadora, no por ser la más veterana sino la protectora», remata la señora actriz.
Yelitza
Todo lo anterior ha sido posible gracias al trabajo mancomunado de la Secretaría Distrital de la Mujer, la Dirección del Sistema de Cuidado, el músculo financiero representado por la Open Society Foundations y la Fundación Barco, la puesta en escena del maestro Enrique Espitia, de Teatro DC Arte, y la Manzana de Cuidado de Bosa Porvenir, con su estrella líder Yelitza Jones Rodríguez, quien cierra esta crónica con su ejemplar testimonio:
«Ver a nuestras mujeres cuidadoras en este gran escenario, el del Jorge Eliécer Gaitán, es una gran satisfacción, porque demuestra que el teatro, el estudio y el servicio comunitario transforman vidas, y todos los créditos son para ellas, porque sus poderosas historias y sus fortalezas son las herramientas para que sus sueños se hayan hecho realidad, y en el curso de este proceso seguir creciendo como mujeres y reconociéndose como pilares fundamentales de la sociedad. De esta manera estamos cumpliendo en este camino, no solo con ellas, sino con las mujeres de todas las manzanas».
'¿Quién cuida a las que nos cuidan?'. Colectivo escénico de mujeres cuidadoras de Bosa Porvenir. Teatro Jorge Eliécer Gaitán. Martes 29 de noviembre de 2022. 4:30 PM.