“No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas”. Mary Shelley
No olvidemos que para lograr la igualdad de género las mujeres debemos desarrollarnos y crecer. No copiar y repetir.
¿A qué me refiero con esto?
Para llegar a un justo medio, antes por lo general vamos de un extremo al otro.
Y estamos ahora en el otro extremo. En aras de conseguir la tan anhelada igualdad de género algunas mujeres que han subido por la empinada escalera del éxito profesional, se han pasado al otro lado del espectro.
Con la excusa de que tienen que tener el perfil de líderes, se convierten en tiranas y abusadoras de empleados y colegas. La asertividad pasa a ser sinónimo de controlar, y el liderazgo de manipular y maltratar.
Ellas, víctimas de la desigualdad y temerosas de perder su estatus, terminan por inhibir sus innatas habilidades blandas y exageran las características que las hace irrespetuosas, ególatras y abusadoras de los demás.
Paradójicamente, quienes más reciben el maltrato de estas llamadas mujeres exitosas, son sus congéneres, que naturalmente son las más propensas a ser víctimas de estos comportamientos.
Y así sigue el círculo vicioso porque quienes logran altos cargos se convierten en ejemplos a seguir por las que vienen detrás.
¿Qué hacer?
Varios estudios afirman que nuestro entorno laboral está sediento de personas que hayan cultivado sus habilidades blandas cuyo centro —creo yo— es la humildad.
Nosotras las mujeres estamos mucho mas dadas a cultivar durante nuestra vida este tipo de cualidades. (Disculpen señores, pero a ustedes les toca un poco más duro en esta área).
Sin embargo, al entrar en la competencia profesional y por los prevalentes estereotipos, le restamos importancia a estas cualidades en pos de desarrollar la fortaleza, la asertividad y el tan deseado control.
Si pudiéramos bajar la cabeza y concentrarnos en lo que naturalmente tenemos para convertirnos en las verdaderas líderes que podemos ser, nuestras hijas, empleadas y colegas tendrían por fin tener las mismas opciones que los hombres.
Ya no por copia sino por autenticidad.