Giovanni Sartori, investigador en el campo de la ciencia política, abordó el papel que desempeña los medios de comunicación en la opinión pública en las democracias representativas, influenciadas por la información que se les entrega, así como de los sondeos de opinión contratados por esos medios, llamando la atención cómo influyen en el plano individual, político y cultural del ciudadano.
Los medios de comunicación se convierten en un instrumento para la transmisión de valores a la opinión pública, en una sociedad en la que la formación ciudadana es un proceso complejo, sobre todo en un país en el que el promedio de lectura está entre 1,9 y 2,2 libros cada año; mientras en otras naciones fluctúa alrededor de 10 libros. Este aspecto hace a las personas vulnerables de ser influenciadas por el tipo de información que se emite a través de los diferentes canales de televisión y cadenas radiales, controlados por los grupos económicos más influyentes en la vida política, social y económica del país; así como las redes sociales, mediante las cuales se reproduce todo tipo de información sin ningún tipo de análisis y verificación sobre su autenticidad.
Los resultados en las pasadas elecciones para Congreso, así como de las consultas interpartidistas, reflejaron como los electores se dejaron influenciar por la desinformación emitidas a través de los diferentes medios, eligiendo a familiares de personas condenadas o involucradas en casos de corrupción y paramilitarismo; o la alta votación por la consulta de la derecha, bajo el temor de caer en manos del castrochavismo y convertirnos en otra Venezuela.
Los medios de comunicación o las redes sociales no es que sean buenos o malos en sí como instrumento de información, lo fundamental es la responsabilidad del ciudadano en uso y la forma cómo recepcione la información emitida o enviada, puesto del manejo que se le dé puede producir efectos positivos o negativos, ya que esta herramienta comunicacional es un elemento importante que puede promover o inspirar cambios en la sociedad y en el poder político.
Es lamentable que las personas pierdan su libertad de actuar y decidir libremente y se deje influenciar ciegamente por los diferentes medios de comunicación, que son meros instrumentos al servicio de los grandes conglomerados, y a través del poder de las encuestas de opinión. La desinformación al referirse a los candidatos que no representan sus intereses económicos busca debilitar las nuevas alternativas políticas para garantizar la continuidad de una clase política contaminada por los escándalos de corrupción y alianza con grupos criminales, pero que les mantiene los privilegios en materia económica que no afectan sus billonarios ingresos.
La decisión libre de los ciudadanos no puede ser sustituida por la desinformación, y el valor de los medios es meritorio cuando se pone al servicio del bien de las personas; puesto que la opinión pública arranca del individuo libre y para ello es esencial distinguir la verdad de la manipulación mediática.
