El país está perplejo ante la lucha titánica entre el poder judicial y los abogados de oficio, hablando concretamente del caso Uribe y todo el entramado que se ha suscitado por la orden de detención de la Corte Suprema de Justicia, que desencadenó en una verdadera "guerra" en los estrados judiciales entre la defensa de Uribe y la justicia colombiana (que actúa de acuerdo al estado de derecho y normas constitucionales).
Aparte de las reacciones de por si lógicas, los seguidores de Uribe y de su partido político (Centro Democrático) se sobrepasaron en exageraciones e irrespeto a la CSJ por su decisión de declarar la casa por cárcel al senador. Además, el bufete de abogados que maneja la defensa de Uribe se movió por todos los flancos y sectores afines al uribismo interpusieron cuantas tutelas y derechos de petición pudieron radicar en los juzgados y las cortes. Y eso no es todo, ya estaban pensando en las posibilidades que tendría el senador al renunciar a su curul y quitarle la potestad a la corte para seguir su juicio.
Michel Foucault, un reconocido filósofo francés, se refiere a cómo la función de enderezar conductas requiere de un buen encauzamiento, ya que el poder disciplinario puede plegar uniformemente y en masa todo lo que le está sometido; así mismo, separa, analiza, diferencia y lleva sus procedimientos hasta las singularidades necesarias. Sin duda, el éxito del poder disciplinario se debe al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su sanción en un procedimiento que le es específico, el examen.
Reseño este pequeño análisis de lo que significa la justicia para un reconocido intelectual y que aplica en todo procedimiento jurídico. Si Uribe sostiene que nunca faltó a la ley y que todo es un entramado de sus enemigos políticos, ¿entonces por qué busca afanosamente zafarse de la justicia penal acusatoria y que su proceso pase a la Fiscalía? Eso es prácticamente evadir la justicia y esquivar olímpicamente sus responsabilidades con la justicia.
Hago este recuento de manera superficial y como análisis de una situación jurídica que vincula a un expresidente y que causa una profunda división en el pueblo colombiano, que ve con preocupación esa interferencia de poderes y de un presidente inclinado en la defensa de su mentor, ahondando aún más esas divisiones y reacciones de la opinión pública, los políticos y todas las fuerzas activas de este convulsionado país.