¿Qué es lo que tiene el fútbol?
¿Por qué 22 personas corriendo tras un balón, con la intención de meterlo en un rectángulo y al mismo tiempo impedir que se lo metan, es capaz de paralizar nuestro pequeño planeta, desde donde cada vez que se anota un gol, el eco de su grito se expande en el espacio exterior, confirmándole a los extraterrestres que aquí si hay vida?
¿Cuál es su hipnótico poder que logra que millones de terrícolas experimenten más alegría que recibir las llaves de su nueva casa propia?
Más tristeza que la muerte de la mamá…
Más rabia que le sea infiel su adorada pareja…
Más susto que ver a un muerto levantarse en en su velorio…
Más preocupación que saber que la empresa donde trabaja tendrá que pasar cartas de despido en todos los departamentos…
Más tensión que darse cuenta que en su carro se quedó sin frenos…
Más alivio que saber que pasó el examen final…
En fin, el fútbol es capaz de superar cualquier emoción humana así sea efímeramente, porque también tiene la capacidad de como, en una montaña rusa, hacernos pasar por la alegría, la tristeza, la preocupación, la rabia, y la tensión en los mismos 90 minutos.
De la agonía al éxtasis en un abrir y cerrar de ojos.
El futbol es capaz de unir a dos enemigos o es capaz de enfrentar a muerte a dos amigos.
No hay nada. Absolutamente nada más capaz de lograr que dos países de este mundo queden como urbes fantasmas, vacías, silenciosas durante esos 90 minutos en que se juega una final del campeonato mundial por ejemplo.
Excepto, dicho está, cuando se producen los gritos de cualquier emoción que confirman vida en el planeta.
He preguntado muchas veces y nadie me a logrado convencer con su respuesta.
Si quiere comprobar lo recién leído, mire a su alrededor durante la transmisión de un partido de este campeonato mundial.
El partido donde Colombia se enfrenta a Senegal por su paso a los octavos de final, es un excelente ejemplo.
Hagan ese ejercicio y verán que tengo razón.
No hay explicación lógica.