¿Por qué Semana no publicó la investigación que tenía lista hacía meses sobre el regreso de los falsos positivos?
Nos cayó como un baldado de agua fría: el New York Times confirma el regreso de las políticas y los patrones en las operaciones militares que dieron lugar a las ejecuciones extrajudiciales conocidas como falsos positivos. Pero el escándalo de fondo lo sacó La Silla Vacía: Semana lo sabía, tenía lista la investigación y no la publicó. La misma Silla Vacía cuenta que Felipe López, el poderoso hombre detrás de Semana, habría detenido la publicación luego de conversarlo con el gobierno. ¿Por qué? Daniel Coronell les formuló la pregunta desde su columna habitual, y no queda satisfecho con las explicaciones.
Para ser fieles a la historia, Semana también tenía información valiosa sobre falsos positivos desde el 2003, pero también en aquella ocasión, la decisión de publicar estos hallazgos llego solo hasta el 2008-2009, cuando Juan Manuel Santos sacude la cúpula militar sin el aval de Uribe. La pregunta de fondo de entonces y de hoy, es sobre la compleja relación de la prensa con el poder, y el criterio que decide lo que se debe informar, cómo presentarlo y cuándo.
La pregunta de fondo es sobre la compleja relación de la prensa con el poder,
y el criterio que decide lo que se debe informar,
cómo presentarlo y cuándo
En efecto, quien en realidad le informó al país y puso en alerta al mundo sobre los falsos positivos fue Michael Frühling, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia. Muy poco después de llegar al país, en los informes del 2003 y 2004, Frühling denunció la persistencia de las ejecuciones extrajudiciales y las masacres e intensificó las denuncias en el año 2005, desatando una guerra frontal con la publicación del informe anual al describir la práctica amplia y sistemática de asesinar personas para presentarlas como victorias en combates que nunca existieron, una descripción que daría lugar al término “falsos positivos”. El informe desató la ira del gobierno, que amenazó primero con recortar el mandato y posteriormente, con cerrar la Oficina del Alto Comisionado, por lo que no quiso prorrogar la invitación hasta que sacaron a Frühling del cargo, en febrero del 2006.
Sin embargo, con la notable excepción de Noticias Uno, los contenidos de esos informes o las denuncias sobre ejecuciones extrajudiciales que se multiplicaron por todo el país no llegaron a los grandes medios, incluido Semana, que en cambio sí se pusieron de acuerdo para apoyar la reforma constitucional que dio vía libre a la reelección.
Sobre esto, les recomiendo muchísimo el estudio emprendido por Andrés Felipe Yepes Charry[1], en el que hace un seguimiento a la manera como la revista Semana presentó sistemáticamente la imagen del presidente Uribe a partir de un análisis de los marcos interpretativos textuales y paquetes de significados para concluir que la revista insistió en la reelección de Uribe y sus políticas desde muy temprano con editoriales como el que hizo Alejandro Santos en “El año en que volvió la esperanza” en el 2003, o con análisis como aquellos en el que se aseguró que “la reelección es necesaria porque sólo con continuidad se dará respuesta a las amenazas "que tienen en jaque a la gobernabilidad democrática". Y ante la existencia de muy pocos líderes, lo mejor es alargar el periodo de los que existen (Semana, 19-26 de julio, 2004: 46)”. Yepes demuestra como el “contexto” ambientado por Semana que “ayuda, persuade o influye en la forma en que las personas se acercan a un tema, lo estudian y lo recuerdan” siempre jugó en favor de Uribe.
Que Semana es gobiernista no es un secreto. Pero la pregunta es, en un país en el que los grandes medios son manejados por 6 grandes fortunas, quién controla un poder tan ilimitado como el que ostentan en Colombia, y si se puede hablar de una prensa libre cuando muchas de las decisiones editoriales se toman para para privilegiar un interés particular sobre el general.
Por ahora, parece que se ha venido gestando una silenciosa revolución en las bases de Semana, ya desde el remezón que acabó con buena parte de su otrora poderoso equipo de investigadores, y ahora con el cambio de dueños, revolución que dio su primer golpe con la filtración del manejo que se dio al tema de los falsos positivos. ¿Quién ganará el pulso? Está por verse.
1] http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-82852015000200009