El 31 de agosto del 2018, un día después de la captura de la Madame, un camión de mudanza se aparcó frente a la casa color blanco y rejas negras que está en la Carrera 5 # 67-32. Varios hombres se bajaron de él y entraron por la puerta. En sólo media hora se habían llevado todo lo que había en sus tres habitaciones. Desde hacía dos años los vecinos del sector se habían quejado de las constantes rumbas, los movimientos extraños que duraban toda la madrugada y lo más extraño de todo: a la casa no entraban hombres sino mujeres de estrambóticos y exuberantes cuerpos. El olor a marihuana flotaba todo el día en las inmediaciones. Lo más raro de todo es que en un radio de doscientos metros de la casa estaban ubicadas las oficinas del Gaula de la Policía, el club de Suboficiales, el aeropuerto internacional Rafael Núñez, el CAI de Crespo y hasta la sede de la Fiscalía. Nadie hizo nada. Cuando la policía llegó al lugar no encontró nada. En ese sitio, desde el 2015, vivían de planta 12 mujeres que trabajaban para Liliana Campos Puello. La Madame iba dos veces por semana y sostenía allí extensas reuniones con los hombres más poderosos de la ciudad.
Los chismes en Cartagena se mueven rápido. El viento incesante expande el salitre del mar y los rumores con la misma facilidad. Por eso murmuran que los hombres más poderosos de la ciudad, entre los que se cuentan artistas, ex futbolistas, políticos, militares y hasta miembros del Clan del Golfo, frecuentaban a una mujer que encabezaba desde hacía cuatro años la red de prostitución que hizo tristemente célebre a Cartagena. Algunas figuras públicas, como Faustina Asprilla, reconocieron la importancia que tiene para la rumba cartagenera La Madame "En realidad, de corazón, quiero que la suelten, por favor. Estamos huérfanos. Sin La Madame, cholón (isla cerca a Cartagena), no es nada. Puros yates vacíos. No hay rumba". No ha sido el único, el cantante Poncho Zuleta fue sorprendido haciendo este comentario a unos policías: "Asprilla tenía razón. ¿Vieron lo que dijo Asprilla? Cómo van a meter presa a la Madame… ¡Se acabaron las putas en Cartagena! Esto está muerto" lo peor es que los policías responden: “Si señor, se acabó todo”.
La policía siempre le ha guardado un particular respeto a Liliana Campos Puello. En el Centro Histórico y en Castillogrande, La Madame podría hacer lo que se le diera la gana. Las aceras estaban a su entera disposición. No importaba que el letrero de prohibido parquear se interpusiera ante ella, los agentes de tránsito jamás osaron en ponerle un parte. Alguna vez un agente recién llegado a Cartagena se atrevió a multarla. No sabía quien era ella pero pronto se daría cuenta. Los insultos que recibió impunemente el policía todavía retumban en el Centro Histórico. Borracha sacaba fajos de billetes de su cartera y los arrojaba al aire. La Madame era la dueña de la Heroica.
Por eso nadie quiere hablar. El gesto de la mujer cuando entró a la derruida cárcel de San Diego en donde es una más de las 123 reclusas que la habitan, sintetiza muy bien lo que ella piensa de la justicia y explica la certeza que tiene sobre el rumbo que va a tomar su caso. Por eso lo dijo un día después de su captura. Si ella quisiera podía prender el ventilador y decir para quien organizaba orgías con treinta niñas en yates en Cholón. Según ella tiene cinco agendas que podría levantar un sunami contra la anquilosada sociedad cartagenera. Una orgía con una docena de muchachas podría costar USD$1.040 dólares. Por eso es que a rumberos inveterados como Asprilla o Zuleta la Madame les hace falta. Han terminado, por ahora, los tours sexuales.
El último personaje que ha ingresado en esta historia es la ex reina popular del 2002 Kelly Patricia Marrugo, quien resultó siendo dueña de la casa donde vivía La Madame en el barrio Castillogrande, en ese lugar funcionaba la empresa Cartagena Fantasy Services