El crimen lo planearon y lo negociaron en la plaza de mercado de Envigado. Habría sido allí donde se pactó el precio por la cabeza del fiscal anticorrupción de Paraguay, Marcelo Pecci, donde se entregó parte del dinero y donde los integrantes de la banda se habrían reunido para ultimar detalles de cómo lo matarían, a sabiendas que el fiscal y sus esposa llegarían a Cartagena para celebrar su esperada luna de miel.
Las investigaciones que dieron con la captura de cinco de los presuntos asesinos del fiscal Marcelo Pecci en la ciudad de Medellín, dieron cuenta de que dos de los asesinos, un hombre y una mujer que se trasladaron desde Antioquia por tierra, al igual que el resto de la banda, se habían hospedado en el mismo hotel de Barú, donde estaba quedándose el fiscal paraguayo y su esposa.
Según la Fiscalía, el trabajo de esta pareja, que se hizo pasar por turistas y que reservó por dos días una habitación por la que pagaron casi tres millones de pesos, era marcar al importante fiscal extranjero, determinar todos sus movimientos e informarlos a los otros miembros de la organización que se encontraban en otros lugares de Cartagena a la espera del momento perfecto para cometer el crimen, por el que les pagaron 500 millones de pesos.
Otros dos integrantes de la banda sicarial antioqueña, un paisa y el venezonalo que habría disparado y que fue el hombre que quedó en los videos de seguridad que se conocieron un día después del homicidio, esperaban en un apartamento alquilado en la zona de El laguito, desde donde se trasladaron hasta Barú para alquilar allí la moto acuática desde la que cometieron el homicidio.
La captura y la desarticulación del grupo delincuencial, según lo contó el mismo fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa, fue la respuesta a un trabajo conjunto entre la Policía, la Fiscalía local y las autoridades paraguayas.