Estamos en una semana dedicada a la reflexión y a la interiorización. Estamos en una semana que nos acerca más a aquello que desconocemos, que por fe creemos y que nos llevan a aceptar ser parte de un todo y a la vez ser ese mismo todo. Por eso, visitar el Planetario de Bogotá durante esta Semana Mayor hace parte de ese reconocimiento espiritual y a la vez científico que nos desnuda frente a la grandeza y perfección de lo que nos rodea.
Somos seres interconectados con todo cuanto existe, así no lo veamos o así no lo registre Facebook, todo lo que sucede ya sea a millones de años luz, como el choque entre dos agujeros negros, o a nuestro lado como la soledad o necesidad de un amigo, impacta nuestro entorno. Observar las estrellas, ver los planetas, entender que viajamos constantemente por un universo plagado de sistemas solares, galaxias y mundos, nos lleva a ser conscientes de lo frágiles y pequeños que somos; tal vez nos permita aterrizar ese gran ego que domina nuestro breve paso por esta realidad y nos engaña haciéndonos creer dueños de cuanto nos rodea y libres para destruir nuestro entorno e incluso a nosotros mismos. Por eso mirar hacia arriba es comprender que cada acción positiva o negativa, repercute en el tiempo y espacio y lo que hoy hacemos, tendrá un impacto mañana, es reconocer las leyes físicas y a la vez, entender las normas espirituales.
Bien lo decía el científico Frityof Capra, “Conócete a ti mismo y conocerás el universo”, haciendo referencia a la teoría “lo que es arriba es abajo y lo que es abajo, es arriba también”. Por eso todo cuanto queramos conocer del universo, esta aquí mismo y cada vez que nos atrevemos a dejarnos deslumbrar por el cosmos y sus maravillas, nos encontramos a nosotros mismos.
Así que no es cuestión de religiones, ni de falsos dogmas intentar conectarnos unos con otros como lo hacen los objetos celestes en el cosmos; iluminar nuestro entorno como lo hace el Sol, dejar una huella brillante como algunas estrellas, que a pesar de no existir, aún las vemos, tener la capacidad de escucharnos los unos a los otros, así como ya descubrimos que el universo también nos “habla”. Ser generosos, compartir, abrazar la vida, no es cuestión de fanatismos, es un asunto científico y matemático cuyo resultado es infinito y demostrable.
Entonces aceptar esta invitación a visitar el Planetario de Bogotá del 21 al 27 de marzo y disfrutar con todas las actividades programadas para estos días, como observaciones, charlas, películas, proyecciones, etc, es una forma de agradecer, de sentirnos parte de un sistema, de aprender a valorar todo cuanto nos rodea y llevar a la práctica cotidiana, las enseñanzas de ese grandioso universo que somos cada uno de nosotros.
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