“Coca no es igual a cocaína”, esta fue una de las frases dichas por la ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación, Yesenia Olaya Requene, que resonó durante la primera jornada del Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe (CILAC) que se está llevando a cabo en el archipiélago de San Andrés y que cuenta con la presencia de dos Ministros extranjeros, un expresidente y más de 500 académicos y expertos que están debatiendo acerca de los temas más trascendentales que rodean a la ciencia y a la tecnología hoy en día.
En ese momento la socióloga tumaqueña hablaba sobre una iniciativa que lanzó recientemente la entidad que dirige, la cual consiste en cambiar la concepción negativa que existe alrededor de la hoja de coca a la vez que se fomentan sus diversos usos alternativos, entre los que, además de los ungüentos que son ampliamente conocidos, también se cuentan biocombustibles, fertilizantes, gaseosas y dulces. Todo esto con el fin de lograr lo que planteó hace casi un año el presidente Gustavo Petro en el Foro económico de Davos en Suiza: “Debemos transformar las economías ilícitas por un modelo de prosperidad económica lícita”, dijo entonces el mandatario refiriéndose a la cooperación necesaria para transformar a los territorios excluidos de Colombia.
En el CILAC, el gran foro de ciencia de la región, la Ministra aprovechó para dar a conocer que el Sena será uno de sus grandes aliados a la hora de llevar a cabo las investigaciones correspondientes sobre los usos ‘lícitos’ de la hoja de coca, puesto que es el único centro educativo que cuenta con todos los permisos necesarios para hacerlo. Sin embargo, indicó que es necesario articular a otras universidades, así como a centros de investigación y, con todavía más urgencia, a las comunidades locales, ya que no tendría sentido hacer nada sin contar con el aval de las comunidades indígenas, quienes finalmente son los que le dan el verdadero valor a esta planta.
“La coca para muchos pueblos indígenas es una planta sagrada, con ella mantenemos nuestra identidad, nuestra cultura y nuestra espiritualidad”, aseguró Antonino Chonduy, gobernador del resguardo indígena Inga de Yonguillo en Putumayo, quien a su vez fue claro a la hora de resaltar que es indispensable el apoyo del gobierno, no solo de este, sino de todos los que vengan después, para que las comunidades puedan seguir preservando esta planta sagrada.
De igual manera, Olaya, quien tiene en carpeta algunos proyectos específicos que espera anunciar en los próximos días, auguró que será necesario coordinar acciones con otros países que han sufrido las graves consecuencias de los usos ilegales de la hoja de coca como lo son Bolivia, Ecuador o Perú. Además, enfatizó mucho en el hecho de que, si bien ya la ciencia está lista para llevar a cabo este tipo de innovaciones, le corresponde al país avanzar con la legalización de esta planta y dejar a un lado la estigmatización. Algo que no será fácil.
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