Felipe Tascón llegó dos días después de la masacre de Tumaco. Funcionario de la Consejería del post-conflicto en cabeza de Rafael Pardo, venía con la misión de evaluar la puesta en marcha de los Planes de ordenamiento con enfoque territorial en la región. Pero la grave situación cambió el plan drásticamente para terminar siendo el responsable en el territorio de construir un Plan de choque que permita encontrarle salida rápida a la crisis de la región donde los narcotraficantes, a través de sus distintas formas de estar en el territorio, están dispuestos a no dejarse sacar mientras el gobierno busca que el plan de sustitución de cultivos voluntario produzca también resultados ciertos. Son 26,000 hectáreas de coca, un 15% del total del país, las sembradas en Tumaco y el vicepresidente Oscar Naranjo le encomendó el llamado Plan de choque.
El caleño Tascón sabe de la producción de coca y muy especialmente la cultivada por los campesinos en distintas regiones del país. A sus sesenta años ha recorrido todas las zonas y hablado con sembradores, raspachines, comercializadores y maneja las cifras del negocio que se convirtió en el eje de la guerra en Colombia y que pone los muertos en los territorios cocaleros como Tumaco. Lo vi actuando en el terreno.
A pesar de su volumen no lo detiene nada para desplazarse a donde cree que tiene que estar. Tomó un mototaxi para ir desde el casco urbano hasta una planta de procesamiento de cacao en el Bajo Mira. Eran las 3:30 de la tarde, y Felipe estaba despierto desde las 6 de la mañana. Su misión no da espera: tiene que entregar una hoja de ruta para el vicepresidente Óscar Naranjo que permita plantear soluciones prontas a la crisis y la zozobra que se vive en el puerto sobre el Pacífico. .
La situación de olvido del puerto nariñense es histórica, pero en las últimas décadas permitió que entraran los capos de la droga, las guerrillas y, recientemente, los inmensos carteles mexicanos. A esta problemática se le suma la desatención de los gobiernos centrales y regionales a las que se les suman los conflictos entre comunidades negras, indígenas y campesinos. Esta mezcla lleva a una violencia desbocada como la que se sigue viviendo y tuvo su momento crítico el pasado 5 de octubre con la muerte con disparos de fusil de siete campesinos y esta semana el asesinato de líder del consejo comunitario del Alto Mira, José Jair Cortes.
La sustición de la coca con el cacao artesanal es una alternativa para la gente de Tumaco
Felipe Tascon sabe escuchar a la gente. En la planta de cacao artesanal oyó y observó todo el proyecto que tiene en mente Oberman Torres, el representante legal del Consejo Comunitario del Bajo Mira. Los afros del bajo Mira conocen del negocio del cacao. Junto al Consejo Comunitario Rescate las Varas - que conforman la Alianza Exportadora - se han ganado 4 premios internacionales como mejor cacao del año, incluyendo el del salón de París en el 2015.
Reuniones como ese Felipe ha tenido casi medio centenar, en las que tiene que determinar qué proyectos pueden ser alternativa, y qué infraestructura falta para que esas iniciativas sean viables. Es directo y preciso. En dos horas discuten los proyectos en mente, y se asignan tareas. Muchos, como si fueran videntes, se la envían a las horas pues ya le tenían construida de tiempo atrás. Desde mediados de los años 80 trabaja en proyectos de desarrollo rural. Ya tiene el ojo afilado, y en Tumaco lo puso sobre todo en el cacao, la palma, el coco y los camarones que serán las alternativas de sustitución.
Pero a todos con los que se reúne les deja claro lo mismo: para qué arrancar la coca y sembrar algo más sea efectivo, se tienen que unir. Unir los $ 19 millones que da el gobierno por arrancar la coca, pedir créditos y luego vender se hace todo más fácil cuando se unen varios campesinos y el éxito es mayor si trabajan en un producto final y no simplemente venden la materia prima. .Un ejemplo es que en vez de vender el chocho de la palma de aceite para que alguien haga la extracción, ellos aliados logren montar esa planta extractiva, e incluso está buscando cómo impulsar una fábrica para refinar ese aceite, algo que hoy no se hace en Colombia.
En la región el cacao se da silvestre; la palma africana crecía como en ningún lugar del país hasta que el glifosato pudrió los cogollos las secó, además de tener incluso bosques silvestres de palmas de coco y açai, dos frutos que se están cotizando en el mercado mundial con creces. Además, donde haya un charco medio decente, los camarones se inflan a un ritmo desenfrenado. La tierra en este municipio dista mucho de ser estéril, como creen muchos en el interior del país. Además, si los actores armados no patrullaran los campos de coca que pululan al margen de los ríos, el turismo ecológico podría llegar a ser el negocio que más dividendos dejara. Es el mejor lugar del país para el avistamiento de ballenas y los paseos para conocer ecosistemas extraños, quizá solo rivalizado por Gorgona.
Se moviliza en todo tipo de vehículos. Desde las Toyota con aire acondicionado que le ponen algunos de los gremios, hasta las combis que viajan por $9,000 pesos desde Tumaco hasta Llorente, donde viaja apretado y con su maletín en los pies mientras suda por la humedad de la zona.
En el taxi va a delante, con un delegado de las organizaciones campesinas de la zona, a quien yo le pregunto por el trabajo de uno de los consejos comunitarios negros con los que limitan. Ese es el plan de Felipe Tascón: escuchar absolutamente a todos, visitar sus proyectos, y poder hacer un plan en el que cada uno de los grupos de Tumaco tenga cabida. Un plan que permita que, quizá por primera vez, un vicepresidente reciba un proyecto serio que le pueda cambiar la vida a cada uno de los tumaqueños y que tendrá que estar listo el próximo 26 de octubre cuando regrese el General a la zona.
